Corría el año 1990, a raíz de malos resultados se avecinaba un cambio de entrenador para una temporada que comenzaba. Quien salia era Yudica, quien entraba un tal Marcelo Bielsa. Desconocido para el grueso del hincha leproso, un hombre que había salido de las inferiores pero que solo vio acción profesional dentro del campo de juego durante 6 años.
El Loco, antes de saltar a dirigir a la primera división, se desempeñaba como entrenador de la reserva. A la hora de tomar el mando del primer equipo de la institución paró en su debut ante Platense a: Scoponi; Llop, Pochettino, Berizzo y Fullana; Martino, Franco y Saldaña; Zamora, Sáez y Taffarel. Una alineación que para ese entonces ya mostraba el sello propio de Bielsa. Justamente otro hombre adorado por la casa fue quien decretaba el único gol del partido, y el principio de una era dorada para la Lepra. Tras un rechazo a medias del arquero del calamar, Gerardo Martino tomaba el rebote y de volea hacia explotar las gargantas rojinegras.
Luego de 19 fechas, Newell’s llegaría en igualdad de puntos con River a la definición del campeonato. Tras una derrota del conjunto millonario y un empate leproso con San Lorenzo en cancha de Ferro, Marcelo Bielsa, ese hombre que solo meses atrás era conocido por pocos, era subido en andas y con su camisa en las manos esbozaba el memorable “Newell’s carajo”. Coronando así, una era de locura en el Parque de la Independencia.