El equipo leproso no pudo satisfacer las ilusiones que había despertado. No tiene sentido escatimar contundencia ni atenuar el desencanto que siente el pueblo Rojinegro. A falta de una jornada, Newell’s ya no tiene opciones de clasificar a la Zona Campeonato en la Copa Diego Armando Maradona. Lo que es igual a no jugar por ningún estímulo ni atracción ante Lanús. Ni el más pesimista imaginaba este presente. Y si bien existen imponderables, hay muchas causas futbolísticas para argumentar el poco volumen de fútbol que NOB mostró en cancha.
Kudelka perdió la brújula en estos últimos partidos. Incluso, es válido preguntarse si en algún momento la tuvo desde que se reanudó el fútbol. Empezó con un 4-3-1-2 con Maxi Rodríguez como enganche, cambió a un 4-2-3-1 en la previa ante Lanús y volvió a un 4-3-3 contra Boca. El entrenador modificó esquemas casi todos los partidos y Newell’s nunca pudo consolidar una línea de juego, armar una defensa solida ni sostener un rendimiento acorde a las expectativas generadas. La Lepra no fue rival para el Xeneize. Ni en el Coloso ni en La Bombonera. Como ante Talleres en Córdoba, a ambos partidos les sobraron minutos. Y este escaso espíritu competitivo sorprendió a propios y extraños porque el plantel posee riqueza individual con referentes consagrados y jóvenes que prometen.
Además, llamó la atención el criterio del técnjco para realizar algunas modificaciones en momentos trascendentales. Ante la “T”, Bíttolo se retiró por lesión y lo reemplazó Gabrielli, quien ingresó luego de no entrenar con normalidad en la semana y con el compromiso de jugar con perfil cambiado. Salió un ‘3’ y entró un ‘4’. Y una ecuación similar se repitió ante Boca: Scocco, el centrodelantero del equipo, debió dejar el terreno de juego y fue sustituido por Pancho González, originalmente extremo. El contexto profundizó aún más la controversia: Newell’s ya estaba en desventaja en el marcador y necesitaba sí o sí sumar de a tres.
Tampoco se puede soslayar el comportamiento del técnico en lo que va de la Copa de la Liga Profesional. Kudelka, en cada uno de los encuentros, tuvo una discusión o enfrentamiento verbal con algún miembro del cuerpo técnico rival o con algunos de los integrantes de la cuaterna arbitral. La feroz pelea ante el Cacique Medina una vez finalizado el partido en el Coloso fue el detonante de una situación que no debería repetirse. El entrenador no puede perder energía, tiempo, concentración ni lucidez en este tipo de altercados. No solo porque daña su propia imagen y la del club que representa sino porque también esto conlleva que se concentre en temas que nada tiene que ver con lo estrictamente futbolístico. Su función es estar enfocado en el partido, saber leerlo y realizar los cambios necesarios en el momento oportuno.
Claro que los futbolistas también tienen su couta de responsabilidad. Ante imponderables y actuaciones deficientes, Newell’s nunca pudo reemplazar a Lema. Su ausencia se hizo notoria. Pero por supuesto que la tarea defensiva no queda solamente supeditada a la línea de ‘4’ del fondo. Todo el equipo como conjunto realiza retrocesos, relevos y marcas. Y en este aspecto, por diversas razones, el trabajo no ha funcionando bien. Al Rojinegro le anotaron 10 goles en cinco partidos. Con una particularidad alarmante: en cuatro cotejos recibió al menos un gol de pelota parada.. Sin dudas, se trata de un déficit que explica una de las tantas razones de esta actualidad.
Para colmo de males, muchos futbolistas jugaron por debajo de lo esperado y su rendimiento estuvo muy lejos del óptimo nivel con el que terminaron la competencia en marzo. Incluso, algunos de ellos, como Julián Fernández, Ángelo Gabrielli y Aníbal Moreno están lejos de su mejor versión. Cuando los magros presentes individuales se reflejan en cantidad es porque falla el equipo como estructura y no hay sistema que resista.
Lógicamente, Newell’s no está exento de bajas que surgen por covid-19, lesiones y sanciones. Sin embargo, son obstáculos que padecen y con los que conviven todos los equipos. Y pocos cuentan con tanto material como la Lepra para afrontarlos. Por eso es un hecho que, más allá de cualquier pretexto, la ilusión se desvaneció en muy poco tiempo y por errores propios. Y al menos en este certamen, ya no habrá manera de redimirse. Porque ahora la máxima aspiración es clasificar a la Sudamericana 2022, un premio que ni siquiera llega a ser consuelo y tiene gusto a poco.
Licenciado en Comunicación Social. Master en Periodismo Deportivo.
Periodista en De Leprosos y Canallas. Redactor en Planeta Newell’s