En el comienzo, las expectativas eran muy altas. No tiene sentido atenuar la situación o realizar un diagnóstico más benévolo que lo que marca el presente. Los dos primeros partidos de Newell’s en la Copa de la Liga Profesional fueron decepcionantes. Se esperaba más. La Lepra no sumó puntos. Anotó un gol, recibió cinco y pudieron marcarle más. Pero, al margen de cuestiones estadísticas, existe un denominador común que llamó mucho la atención y preocupa: el equipo de Kudelka se desmoronó en los últimos minutos y prácticamente no ejerció oposición a los rivales. Sin dudas, el poco espíritu competitivo en los desenlaces de los encuentros se debe a varias cuestiones.
Tanto Boca como Talleres le marcaron a Newell’s en los últimos 15 minutos y, de no ser por Aguerre y Macagno, hubieran ampliado la diferencia. Todo esto se debe a falencias propias y a virtudes de los rivales. En primer lugar, el Rojinegro presentó en cancha a dos equipos con un promedio de edad muy alto, que contrasta con muchos equipos del fútbol argentino. Ante el conjunto del Cacique Medina, la media de edad fue de 31.1 y contra el Xeneize disminuyó a 30.5. Un número considerable, solo superado por Racing en la primera jornada (31.3). La disparidad es muy marcada en comparación con las alineaciones de Talleres (25.8) y Lanús (24.8). Por supuesto que no está en tela de juicio la aptitud de los futbolistas leprosos más experimentados, pero surge el debate sobre si deben iniciar todos juntos. Kudelka deberá dosificar los momentos y encontrar la mejor alternativa.
Además, cada error se magnifica ante rivales de este calibre. Tanto los de Medina como los de Russo tienen jugadores dinámicos, con cambio de ritmo y mucha movilidad. La Lepra lo sufrió y esto se hizo aún más notorio en los últimos minutos. Talleres marcó el segundo gol a los 78’ y el tercero a los 85’. Mientras que Lisandro López sentenció a los 76’. A partir de allí, NOB no opuso resistencia. Ni siquiera los cambios dieron resultado. Y en este sentido, es pertinente marcar que aún se deben disputar dos cotejos más ante los mismos rivales y que Lanús, el adversario del próximo fin de semana, también mantiene esta línea. Significará otro desafío físico y futbolístico para Newell’s, que ahora también posee la carga y presión de sumar.
Los de Zubeldía consiguieron una clasificación agónica ante San Pablo en el Morumbi. La ‘T’ sumó un punto agónico ante el mismo contrincante. Y Boca tiene hasta dos o tres jugadores por puesto, ni siquiera las bajas por fecha FIFA reducirán considerablemente su potencial. Se trata de tres equipos ambiciosos, con filosofías futbolísticas bien definidas y rasgos distintivos. Como conjunto, todos estuvieron más cohesionados que la Lepra y ninguno mostró una merma evidente en los últimos minutos. En el Kempes y en el Coloso, el arco rojinegro se infló en cinco oportunidades, pero pudieron ser muchos más. Y en un certamen de estas características, la diferencia de goles es un indicador importante. Un resultado abultado, ya sea a favor o en contra, es determinante para conseguir la clasificación o quedar relegado a la Fase de Complementación.
Por supuesto que la crítica es acorde a los fundamentos que el plantel posee. Tanto el periodismo como muchos futbolistas no tuvieron reparos en marcar al conjunto leproso como candidato al título por la riqueza individual de sus futbolistas y la experiencia de sus referentes. De hecho, en la previa del duelo ante Boca, se señalaba a la Lepra como una “prueba de fuego” para los de la Ribera. Por nombres, condición y desafío. Sin embargo, a juzgar por la performance general de los de Kudelka, estuvo lejos de llevarse a la práctica. Incluso, otros equipos con menores recursos, mostraron más protagonismo ante el Xeneize. NOB no tuvo cómo hacerle daño al adversario y no supo inquietar a Andrada. Solo compitió de igual a igual durante los primeros 25 minutos.
El técnico se encuentra ante una situación inusitada desde que llegó a Rosario. Nunca antes había sido tan cuestionado y jamás estuvo en el ojo de la tormenta. El sábado tendrá un partido bisagra para torcer el rumbo. Y en este sentido, ya no valdrá el argumento de que su equipo está preparado para “hacerse fuerte desde la posesión y no desde la verticalidad”. Sus dirigidos deberán anexar más profundidad, sostener un mayor rendimiento físico y un juego más fluido en los últimos metros.
La situación exige cambios nominales y quizás también de esquema. El torneo es corto y el tiempo apremia. Emergen alternativas como Jerónimo Cacciabue, Nicolás Castro y Francisco González. Un posible ingreso de este último implicaría jugar con un dibujo 4-2-3-1, lo cual le permitiría a Newell’s tener más cubierta la zona izquierda para provocar más desbordes por ese sector, ya sin la necesidad de que Scocco tenga que salir tanto del área y se desgaste en otro tipo de funciones.
La Lepra necesita más dinámica y futbolistas con mayor cambio de ritmo para mantener un nivel equilibrado durante los 90 minutos. Las ventajas otorgadas y los errores no forzados se pagan con goles en contra. Y lo mínimo que se requiere en este fútbol de alto nivel es empardar el ritmo físico con los adversarios. Por eso, en esta línea, Kudelka debe tomar decisiones para que el funcionamiento cambie. De lo contrario, toda la ilusión generada en la previa se derrumbará como un castillo de naipes.
Licenciado en Comunicación Social. Master en Periodismo Deportivo.
Periodista en De Leprosos y Canallas. Redactor en Planeta Newell’s