¿De quién es la culpa de lo que sucedió? Kudelka en conferencia de prensa, a quien escribe esta nota, prefirió responderle que no usaría ese ese término, ya que fueron “acontecimientos que a veces pueden salir bien o que a veces pueden salir mal”. Más allá de que previamente dio un pantallazo de lo que creía, parece ser demasiado poco para una Copa en la que desde el vamos Newell’s era un serio candidato, y que por el contrario, apenas ganó un par de partidos en la Fase complementación.
“Circunstancias”, como dijo el entrenador, pareciera estar más vinculado a situaciones fortuitas o que se resuelven en cuestión de segundos: un mano a mano fallado, un error restando poco tiempo o malos días. Sin embargo, lo que pasó en Newell’s pareciera estar fuera de eso. Sin lugar a dudas hubo mala praxis: ¿cómo es posible que un equipo que solo sufrió una baja rutilante -la de Lema- y que sumó a alguien de envergadura -Scocco-, cambie tanto en el medio?
Indudablemente, y con justa razón, se lleva todos los focos Manuel Guanini. Llegó para afianzar el puesto, junto a Fabricio Fontanini, y así reemplazar ni más ni menos que a Cristian Lema, pero estuvo lejísimos de ser presentable. Para colmo de males, aún sin saber por qué, disputó hasta el final los partidos. En esa entran todos. Los encargados de elegirlo y el propio Kudelka, que lo sostuvo hasta el final. Pero a su vez, sería injusto reducir los males a él. ¿Un solo defensor puede agrietar tanto un puesto? No, el problema fue estructural.
Absolutamente todos los jugadores rindieron por debajo de su techo. Algunos, incluso, no hicieron un solo partido que merezca su aprobación. Ahora, la particularidad es que esta ley les cabió a todos. Indudablemente hay una falla de más arriba. La Lepra en ningún partido fue más que su rival en términos físicos. Decía Tata Martino, “si no puedo ser más que mi rival desde la posesión de la pelota, al menos puedo correr más”. Desde ya, no sucedió. Esto, al margen de casos obvios en los que Newell’s tiene varios futbolístas con al menos 35 años, es responsabilidad de la preparación física. Tanto un chico de 20, como un jugador de 40, no estuvieron en plenitud.
Este fue el principal problema y el que derivó en el resto. Kudelka, desde sus inicios, concibió al equipo para correr. A mayor ritmo, a menor ritmo, a veces con más o menos intensidad, pero el mejor Newell’s, siempre corrió. En primer término, es imposible tener la posesión de pelota sin correr. Para pasar la pelota y que circule, necesitas que haya un receptor libre, y para que este se encuentre cómodo, por supuesto debe moverse, es decir, correr. Algo similar corre para el andamiaje defensivo. Con parar a tus delanteros sobre los defensores rivales no alcanza para presionar: tenes que ser agresivo y si ante tu buena defensa alta, el rival divide la pelota, debe haber jugadores aptos para tener explosión y buscar el rebote. El Rojinegro jamás pudo hacer nada de esto, su estado físico fue muy endeble a lo largo de todo el certamen (puesta en escena y lesiones) y Kudelka jamás le encontró la vuelta.
Nuevamente el Director Técnico se ganó los flashes. A veces con estrategias erróneas o contradictorias, como contra Boca y otras, con decisiones fallidas. Los cambios en general siempre se ejecutaron tarde -también el plantel fue corto y eso abre otro eje-, los futbolístas se desgastaban más de la cuenta o el partido necesitaba de una decisión para torcer su rumbo. Kudelka nunca halló la llave para subsanar estas falencias.
En este escenario, en el que tampoco se puede negar que la Pandemia hizo lo suyo, hay una preocupación: que el fracaso se extienda hasta los nuevos desafíos. Newell’s no tiene un equipo de élite, pero tiene para cosechar mucho más. Con la pretemporada tan corta y con la salida confirmada de algunos jugadores, ¿es posible revertir la situación en tan poco lapso? Sea como sea hay algo claro, el principal responsable de lo sucedido parece ser Kudelka y su cuerpo técnico, sin embargo, la decisión no es sencilla. El Técnico en su momento demostró que es confiable, pero a su vez, la dirigencia ya no puedo entregarle un cheque en blanco.
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