En medio del período de adaptación y conocimiento mutuo con sus futbolistas, el Mono tiene que tomar decisiones. Atrás quedaron su presentación, el debut y las primeras sensaciones como entrenador leproso. Ya pasaron dos partidos en los cuales el equipo alternó buenas y malas. Y si bien salió de perdedor y, especialmente ante Unión, lució más compacto, aún falta mucho para sentar las bases y afianzar su idea. Burgos logró cortar la hemorragia de un conjunto que se había acostumbrado a perder pero todavía no tuvo el tiempo necesario para cambiar la ecuación del funcionamiento del equipo. Ya definió los dos sistemas de juego que empleará en cancha y ahora es el momento de encontrar el intérprete ideal para cada función. A juzgar por lo que se vio en cancha, le espera una ardua tarea por delante.
Newell’s inició ante Unión con un 4-1-4-1 y mutó en el segundo tiempo a un 5-4-1. Con este último esquema, el equipo lució más corto y ordenado y cubrió mejor los espacios. Por eso, el técnico decidió repetir desde el arranque ante Atlético Tucuman. Sin embargo, al margen de un muy discreto primer tiempo, el equipo retrocedió en su rendimiento y, por momentos, se lo notó desbordado. Esto sucede porque la Lepra presenta problemas de distinta índole. A los inconvenientes físicos y lesiones importantes, se le suma el pobre nivel individual de muchos jugadores. Y como si esto no fuera suficiente, algunos no parecen sentirse del todo cómodos en sus posiciones en el terreno de juego. Porque el fútbol, además de la capacidad técnica y el esfuerzo físico, exige también una disciplina táctica que se debe cumplir.
Como primer término, en la línea de fondo Newell’s presenta tres zagueros derechos. A Cabral le cuesta jugar como stopper y con perfil cambiado. Esto se evidenció en la falta de timing en algunas jugadas. Indudablemente, ese lugar corresponde a Santiago Gentiletti, quien aún necesita un tiempo prudencial para entrenar a la par de sus compañeros. Pero como es importante y, generalmente, en una línea de tres (o de cinco) hay al menos un central zurdo, es un foco de atención a resolver. Una alternativa es que Freytes, que originalmente es zaguero, abandone su posición en el carril de izquierdo y ocupe este lugar. Tiene un porte físico importante, a Burgos le gustó y difícilmente empeore la performance que hasta el momento mostró el ex defensor del Decano.
Por otra parte, otro de los tantos puestos a definir es el carrilero por derecha en la línea de cinco. En el primer tiempo ante Atlético jugó Llano, pero fue reemplazado y Cacciabue, que es interno, ocupó su lugar en la segunda mitad. El Aviador realiza grandes despliegues e incluso cumple misiones tácticas pero no cuenta con algunos fundamentos técnicos para desempeñar esa función. Además, en el 4-1-4-1 del debut, por el sector derecho empezó Cristaldo, quien originalmente es delantero. Está claro que Burgos busca lo mejor y necesita probar pero, en definitiva, son varias modificaciones y apuestas para tan pocos minutos en cancha. Por características, puede resultar apropiado darle continuidad y confianza a Llano, que se destaca por desbordar y tirar buenos centros.
En mitad de cancha también se presentan interrogantes. Pablo Pérez es del agrado del Mono y, al margen de que no le tiembla el pulso para sustituir a referentes, parece un inamovible. Lo que resta saber es si se parará como el ‘5’ de la estructura, como ante Unión, o si ingresará Julián Fernández para ocupar ese rol y así el ex Boca tendrá más libertad y menos obligaciones tácticas que cumplir. Sforza también es considerado y puede desempeñar las dos tareas. Burgos fue enfático con él y le pidió “que no la pise tanto”, señal concreta de que pretende pases directos y un juego rápido. Hasta ahora, por lo que se vio en el terreno de juego, tres futbolistas disputan por dos lugares. Porque, indudablemente, hay una certeza: con cualquiera de los dos dibujos, la Lepra siempre tendrá a dos futbolistas que se repartan labores en la medular.
En ataque hay otro punto no menos importante y atrayente que los anteriores. Contra el Tatengue, Nacho Scocco se posicionó como el jugador leproso más adelante. Y ante los tucumanos, fue Maxi quién se ubicó como ‘falso nueve’. Para jugar en ese puesto, se necesitan ciertos atributos que Cristaldo posee. Por sus condiciones, probablemente se pueda usufructuar mejor su potencial si juega más cerca del arco. Al iniciar desde la banda, se desgasta porque realiza un despliegue enorme. Si el Churry inicia como ‘9’, en el banco hay variantes para jugar de extremos en el 4-1-4-1, como por ejemplo Luciano Cingolani, o el propio Pancho González cuando se recupere de su lesión. Por supuesto que, quien ocupe ese lugar, necesita irremediablemente de la compañía y asistencia de otros futbolistas. No solamente se defiende en bloque, sino que todo conjunto equilibrado también ataca de esa manera.
Lo que sucede es un proceso natural que se produce cuando un plantel está en baja y llega un entrenador que quiere imponer su impronta. El Mono Burgos se encontró con un contexto que presenta problemas por doquier. Porque a los malos resultados se le anexa una muy cuestionada preparación física. Esto repercute en los niveles individuales y en el funcionamiento del equipo porque, en este aspecto, el Rojinegro parece permanentemente superado. Y para pregonar la tan mencionada intensidad que el entrenador pretende, es indispensable ajustar y mejorar esta condición. No caben dudas de que a Ángel Puebla, el preparador físico, le espera una tarea titánica por delante. Como a todo Newell’s, que está transitando un camino rodeado de obstáculos, con un conjunto que no avanza en tierra firme. Y que, pese a haber cambiado el piloto, no podrá maquillar todos sus inconvenientes por arte de magia.

Licenciado en Comunicación Social. Master en Periodismo Deportivo.
Periodista en De Leprosos y Canallas. Redactor en Planeta Newell’s