Cada técnico tiene una metodología de entrenamiento, una filosofía de juego y una manera diferente de liderar. En sus libretos, algunos puestos adquieren más relevancia que otros. Y varios futbolistas – por nivel, obediencia o carisma- se vuelven sus fetiches. En el caso de Burgos, sus rasgos distintivos son bien marcados porque existe un gran contraste con los últimos DTs que dirigieron a Newell’s. En ese aspecto, una de sus cartas fuertes fue la inclusión de la línea de cinco defensores. Con ese dibujo, los carrileros tomaron protagonismo. Ellos son los encargados de recorrer la banda, cubrir a los zagueros, desbordar y tirar centros y, si la situación lo permite, pisar el área y llegar al gol. Van pocos partidos y no es cuestión de sentenciar pero, Jerónimo Cacciabue y Franco Negri están cumpliendo cada una de esas premisas y son pilares del inicio de ciclo.
Es tan significativa la injerencia de ambos que convirtieron cinco goles en los últimos tres partidos. Una marca para nada despreciable para un equipo que hasta hace poco carecía incluso de situaciones de gol a favor. Y en el 5-4-1 del Mono es vital que los carrileros aporten goles y participen de los mismos. De hecho, el propio Negri asistió al Aviador ante Lanús. Se trata de una combinación ideal: centro del carrilero izquierdo y gol del derecho en el segundo palo. Terminar la jugada en el extremo opuesto a donde se inició es gran forma de destrabar defensas cuando los caminos están cerrados o los delanteros no encuentran su hábitat.
Por supuesto que entre ambos existen contextos diferentes. Cacciabue nació en el club y es un “castalepra”. Negri, que llegó silbando bajito, aprovechó su oportunidad. Jerónimo ya cumplió tres años desde su debut en Primera; Franco arribó sobre la hora, justo en el cierre del mercado, para ser una opción ante la lesión de Bíttolo. Lo que tienen en común es el buen presente y la fuerza de voluntad y condición para cumplir roles y funciones específicas. Naturalmente, todos tendrán oportunidades en la agotadora seguidilla de partidos que se avecina, pero hoy los dos forman parte del ‘11’ ideal.
El joven de Montes de Oca no encontraba regularidad. Su lesión en septiembre de 2019 en La Bombonera implicó un retroceso en su prometedora carrera. A partir de ahí, estuvo prácticamente seis meses sin jugar. Luego llegó la pandemia y nunca pudo alcanzar aquel rendimiento. Hoy, Burgos parece haberle encontrado el puesto. Porque por la banda afianza sus virtudes y destaca su gran despliegue y disciplina táctica. Y también maquilla sus defectos. En una posición más cercana a la línea de fondo, ya no tiene la función de participar tanto de la elaboración ni tomar decisiones en la creación. Por su gran condición física, probablemente pueda sacarle mucho jugo a una posición que es tendencia porque cada vez más equipos utilizan un dibujo con tres o cinco defensores.
En cuanto a Negri, la opción de Newell’s le cayó como anillo al dedo. Reconoció que de chico se probó en el club y su sueño era vestir la camiseta rojinegra. Tras un paso fugaz por Belgrano, está optimizando cada minuto en cancha con obediencia táctica, asistencias y goles. Para ello, es vital la ubicación donde lo utiliza Burgos porque se siente cómodo y le permite “defender, atacar y desbordar”. Y también rematar desde afuera del área, que es un recurso válido para usufructuar todas las segundas pelotas de los laterales a favor del Rojinegro. Como llegó sin cargo y en el mercado no abundan laterales-volantes zurdos, a la Lepra le puede dar mucho rédito en lo deportivo y también en lo económico. En este sentido, sostener el nivel dependerá del jugador. Porque la confianza del cuerpo técnico ya la tiene y el reconocimiento del hincha se empieza a notar.
En este primer mes de competencia, Cacciabue y Negri conforman, junto a Jonathan Cristaldo, el trío de futbolistas que más pasos dieron hacia adelante dieron desde el arribo del entrenador. Si bien el ex ayudante de Simeone siempre prefiere referirse al equipo y no puntualiza en casos individuales, es innegable que están dando los primeros frutos del ciclo. En los últimos partidos, a su ya conocido esfuerzo físico, le anexaron goles, que siempre son amores, especialmente en épocas donde todo cuesta. Desde el primer momento, aprovecharon la oportunidad, se aferraron a sus puestos y no piensan soltarlos.
Claro que falta muchísimo y todavía no es tiempo de sentenciar, porque la regularidad es un atributo determinante en el fútbol. Pero poco a poco comienzan a generarse los primeros cimientos de la estructura de Burgos. La base la están consolidando jugadores que están lejos de los flashes y de las principales figuras. En los primeros cuatro partidos de un proyecto que provocó muchas expectativas, Cacciabue y Negri encabezan la fila de un plantel que quiere dejar atrás los malos tragos. El tiempo y los desafíos determinarán si solo se trata de una racha circunstancial o si la Lepra realmente encontró carrileros para rato.

Licenciado en Comunicación Social. Master en Periodismo Deportivo.
Periodista en De Leprosos y Canallas. Redactor en Planeta Newell’s