La realidad es que Frank Kudelka y su cuerpo técnico están inmersos en un laberinto del que aún no pueden salir. Desde la pandemia, el equipo transformó una dinámica positiva en una negativa y una serie de malos resultados sembraron dudas que han ido in crescendo. ¿Puede el técnico salir ileso de este laberinto?
A veces irascible, otras veces reflexivo y muchas otras irónico, es innegable que el proceso de Frank Kudelka en Newell’s transita sus semanas más complejas. Sin ganar en 2021 y con el equipo en deuda desde lo futbolístico, las críticas hacia su gestión adquieren fuerza en las redes sociales y el malestar del entrenador con los trascendidos sobre su continuidad se evidencia en sus últimas apariciones públicas. Una plaga de lesiones que no se detiene, rendimientos individuales que condenan al colectivo, lecturas erróneas de los partidos, refuerzos que no se acoplan y un fixture que tampoco ayuda.
“En el fútbol argentino no hay proyectos, hay emocionabilidad”. Esa frase, que aún retumba en los pasillos leprosos y ya tiene una semana de vida, fue arrojada por el propio Kudelka tras la caída ante Boca y calza muy bien con el presente rojinegro. Es que el Mundo Newell’s se ha convertido en un enjambre de emociones, un torbellino de conclusiones contrafácticas que no sólo incumbe a los hinchas, sino que también comprende al cuerpo técnico, cuyas últimas decisiones futbolísticas han enrarecido aún más el rumbo de un proceso que ya lleva más de un año. Y si a las dudas en la conducción se le suman declaraciones con sentido ambiguo en las ruedas de prensa, el vaso de la paciencia de los hinchas se empieza a rebalsar de desesperación.
Sacar conclusiones tajantes sin contextualizar es una trampa. La Copa Diego Maradona, aunque por su formato peculiar se presentó como una opción para los equipos de la línea media como Newell’s, en verdad se constituyó como un torneo de transición en medio del momento más álgido de una pandemia. Un banco de pruebas que sirvió para romper con una inactividad de seis meses y completar el calendario futbolero entre contagios y lesiones de todo tipo. De hecho, su división en zonas y fases han arrojado fixtures curiosos para la mayoría de los equipos, al punto que Newell’s sólo ha enfrentado a 8 rivales de los 26 posibles. Adaptarse a las nuevas condiciones de juego, sin público en las tribunas, con cinco cambios y formatos itinerantes de competencia están siendo un dolor de cabeza para un cuerpo técnico que, sumado a las bajas que colecciona semana tras semana, parece perderse entre diagnósticos desacertados y rivales que le están exigiendo una marcha más.

Los traspiés prematuros en el semestre anterior y este último debut en la Copa de la Liga han obligado a Kudelka a pensar variantes para reactivar al equipo. El 4-3-1-2 ideal de la pretemporada en cuarentena, con Maxi Rodríguez, Scocco y Pablo Pérez juntos quedó descartado tras la deficiente cobertura de las bandas ante rivales con dinámica superior. El 4-2-3-1 tan efectivo ante Lanús en el Sur perdió sentido sin Francisco González compensando en la izquierda. El 4-1-3-2 del debut ante Vélez expuso a Pablo Pérez y tampoco mejoró en intensidad. También se notó incombustible el tan aclamado 4-4-2 de la última fecha en Córdoba, que mostró a un equipo estirado e imposibilitado de acumular pases para avanzar.
Cambiar sólo por cambiar dificilmente cambia el panorama en estos contextos. Independientemente del parado, la mayor urgencia leprosa pasa por los manejar ritmos del partido. Los cotejos se le han vuelto muy físicos y en esa contienda siempre tiene una correr con una marcha menos. Cuando tiene la pelota, no logra girar al rival y tras la pérdida queda entregado al vértigo. Y como no sabe defenderse sin la pelota, lo hace por instinto de acumulación y, al menos en este arranque de la Copa de la Liga, termina arrancando sus ataques muy lejos del arco ajeno.
Los esquemas varían y los nombres también, pero tras cada ensayo las dudas parecieran ser más pronunciadas que una semana atrás. Retomar la línea futbolística cuesta, la Copa Sudamericana todavía queda lejos, las dudas en algunos puestos parecen haberse instalado y el crédito del entrenador se esfuma conforme los triunfos tranquilizantes no aparecen. La táctica es el arte de saber poner las cosas en su lugar y Kudelka deberá resetearse en su idea y aferrarse a las certezas que le quedan para superar la anemia ofensiva y volver a crecer en solidez: Cristian Lema y Manuel Capasso desde el fondo pueden romper líneas con sus pases, Julián Fernández se luce por detrás de dos interiores, Scocco y Maxi juntos imposibilitan al equipo de presionar alto, Pablo Pérez es indispensable entre líneas y los delanteros que acompañen al referente tienen que ser agresivos para picar al espacio y solidarios sin pelota. ¿Volver al 4-3-3 que mayor estabilidad dio? ¿Ensayar una línea de tres? ¿Seguir dosificando a Maxi o recuperarlo como titular?
Las respuestas sólo las tiene el entrenador y de los laberintos se sale por arriba.
Planeta Newells | A Dos Canchas