Muchos hinchas tendrán buenos recuerdos del Newell’s que dirigía Diego Osella, y muchos otros preferirán ni acordarse. De emociones no hay nada escrito y la verdad es que, con aciertos y con errores, quizás todos podrán coincidir en que aquel equipo dejó partidos y goles que aunque pasen los años, se seguirán gritando.
Newell’s había arrancado el torneo 2016/17 complicado con los promedios. El plantel estaba integrado por referentes como Maximiliano Rodriguez, Ignacio Scocco, Mauro Formica, Diego Mateo, Luciano Pocrnjic, tenía la mezcla de los jóvenes que iban surgiendo como Ezequiel Unsaín, Franco Escobar, Héctor Fértoli más los refuerzos como Nestor Moiraghi, Fabricio Formiliano, Luis Advincula, Nehuen Páz, Facundo Quignon, Joel Amoroso, Juan Sills, Sebastián Prediger, Jacobo Mansilla… entre otros.
Sorpresivamente el campeonato lo empezó con el pie derecho, peleando el primer puesto en las fechas iniciales. No era un equipo muy vistoso ni llamativo, pero tenía delanteros que se entendían y defensores que se ordenaban bien. A todo esto, y posiblemente lo más loco, se le daba muy bien los cierres del partido…
El partido más recordado de la era Osella sin dudas será el clásico en la fecha 7, cuando La Lepra visitó el Gigante de Arroyito y Maxi Rodriguez metió el agónico gol a los 93 minutos para que Newell’s se quede con el triunfo. Aquel gol se gritó tanto en Rosario que se creyó que ningún otro se iba a festejar igual. Pero los hinchas no sabían lo equivocados que estaban. En la fecha 11 Newell’s enfrentó a Colón en el Cementerio de Elefantes. El rojinegro logró de nuevo una victoria al último minuto con gol de la “Fiera”, quién selló el 2 a 1 definitivo. El equipo de Osella volvía a sumar tras un grito sobre el cierre.
En la fecha 13 y tras una derrota previa por 2 a 0 frente a Banfield de local, el rojinegro visitó el Mario Alberto Kempes para enfrentar a Talleres. A los 21 del primer tiempo Ignacio Scocco se confundió de arco y metió un gol en contra que dejaba a Newell’s desorientado y golpeado. Si bien el equipo buscaba el empate, no se le daba y cada vez eran menos las chances de un milagro. A los 90 minutos el cuarto árbitro levantó el cartel e iluminó el día. Habían agregado cuatro más, pero era casi imposible soñar cuando ya se había tocado el cielo hace poco. Pero esa tarde Newell’s no se rindió y pidió el tercer deseo.
Facundo Quignon levantó la pelota a los 94’, la metió en el área rival que estaba poblada por camisetas rojinegras. Mauro “el Gato” Formica no le hizo caso a su altura y se elevó para tirar un centro de cabeza cerca del área chica. La pelota le iba a quedar a Scocco que buscaba revancha, pero saltó y no llegó. Dió un leve piqué y por el sector derecho apareció el jugador resistido, Joel Amoroso. El proveniente de Olimpo tuvo la oportunidad en frente y no falló. Se perfiló y con otro cabezazo la acomodó al palo derecho del arquero Guido Herrera, que ni pudo tirarse. Newell’s puso el 1 a 1 y se llevó, como estamos acostumbrados, otro grito sagrado. A veces, hasta la persona menos destinada a la gloria, se termina transformando en héroe.