El ciclo del Chocho fue paupérrimo en puntos, consiguiendo sólo el cuarto del total. Los posibles motivos por los que se llegó a este presente. El seguimiento de la campaña y todos los números negativos.
Por junio del año pasado, más precisamente el día 26, Juan Manuel Llop se convertía en el sucesor de Diego Osella al mando de Newell’s, quien se fue por diferencias con el presidente de la institución, Eduardo Bermúdez. La forma de la llegada del Chocho fue un tanto extraña, ya que mientras aún la Lepra seguía con técnico, la comisión directiva se comunico con él y acordó su llegada.
Sus primeras semanas de trabajo fueron turbulentas y alborotadas. El plantel leproso quedó totalmente desmantelado, debido al masivo éxodo de jugadores producto del mal momento económico. Ya desde antes de firmar su contrato, el Chocho tenía un pantallazo del material con el que iba a trabajar. Lo que no se imaginaba era que iba a ser tan corto y de bajo presupuesto.

Los que le sacaron y trajeron
Ni bien arribó a Rosario, entre las bajas más importantes que sufrió se encuentran las de Maximiliano Rodríguez, Ignacio Scocco y Mauro Formica, tres referentes fundamentales en cualquier equipo. Pero las huidas fueron muchas más; jugadores de experiencia, como Néstor Moiraghi, Fabricio Formiliano y Joel Amoroso, tuvieron que despedirse de la Lepra. Como así también la cantidad de apuestas y juveniles que no pudieron sostenerse en el proyecto.
Ezequiel Unsain, Gabriel Báez, Lisandro Martínez, Eugenio Isnaldo y Matías Tiserra, todos chicos salidos de las inferiores que fueron cedidos o vendidos. También se puede sumar el nombre de Facundo Quignón, por quien no se hizo el esfuerzo para comprarle la ficha a San Lorenzo. En contrapartida, también hay que mencionar aquellos “refuerzos” que le trajeron para afrontar la naciente Superliga.
Fracaso en el mercado de fichajes
Entre las posibilidades de la floja billetera, Newell’s pudo incorporar sólo ocho refuerzos -sin sumar las bochornosas negociaciones con Giovanni Zarfino y Danilo Ortiz-. Los que arribaron para jugar: Bruno Bianchi, Nery Leyes, Brian Sarmiento y Mauro Guevgeozián; los que lo hicieron para agrandar el plantel: Nicolás Temperini -regresó de Talleres-, Nélson Ibáñez, Daniel Opazo y Luís Leal. Con este enorme caudal de bajas y escasas caras nuevas, Juan Manuel Llop comenzó un nuevo ciclo con la vara alta, por los puntos que dejó Osella, lo que le permitió ingresar a la Copa Sudamericana 2018.
El arranque, lleno de incertidumbre
El inicio del torneo doméstico no fue benévolo. Un empate ante Unión (1-1) y una derrota frente a Huracán (1-0), empezaron a poner en el ojo de la tormenta a ese ídolo futbolístico que llegaba de hacer jugar bien al fútbol a Atlético de Rafaela, club con el que se fue al descenso. Esto fue aumentado por la derrota y despedida en 16avos. de la Copa Argentina a manos de Godoy Cruz (2-1), instancia a la que el Rojinegro llegó tras superar por 4-1 a Central Norte de Salta -interinato de Juan Pablo Vojvoda-.
Pero el panorama cambió en la tercera jornada de Superliga, cuando un iluminado Enzo Cabrera -apuesta del Chocho, ya que el pibe ni siquiera jugaba en Reserva y él le dio la chance de subir al primer equipo-, la Lepra superó con contundencia a un débil Olimpo. Sin embargo, el chip del estilo de juego de Llop iba a comenzar a verse y Newell’s iba a pasar a ser un equipo “ganable”, que se estaba acostumbrando a perder.
Con poco juego y llegadas aisladas, cayó dos veces de visitante por la mínima, ante Lanús y Vélez, aunque empató en medio de estos partidos ante el Tomba. La recuperación volvió a llegar en el Coloso, y otra vez contra un flojo rival. Fue triunfo por 2-1 ante Chacarita.
Más dudas y puesta en riesgo la continuidad
La irregularidad leprosa iba a continuar. La figura de Luciano Pocrnjic permitió que el equipo consiguiera un punto en Paraná, cuando Patronato le llegó por todos lados. Peor fue en la otra jornada, cuando el mismísimo Joel Amoroso, quien meses antes había intimado al Club por una deuda y fue muy criticado por su paupérrimo rendimiento, le dio la victoria a Belgrano en el Parque Independencia.

El andar de la Lepra ya divagaba. Brian Sarmiento nunca ocupó su rol de armador de juego, Braian Rivero era el más destacado y la defensa no aseguraba solidez. Eso sumado a que Juan Sills y Víctor Figueroa, con experiencia por su edad, no se ponían el equipo al hombro.
La “Pantera” Leal, acierto y revelación
Llegó a último momento, con exceso de “tejidos lípidos”, pero rápidamente se transformó en irreemplazable. Con un pésimo nivel y estado físico de Guevgeozián -llegaba como goleador de Temperley en lugar de Nacho Scocco-, Luís Leal, el portugués, el Negro, se desgastaba en la ofensiva y se convertía en la carta de gol.
Ya le había marcado uno a Olimpo, pero su consagración fue ante River. Eso le dio su lugar indiscutible y calmó las aguas con respecto a si Llop debía continuar. La victoria por 3-1 en el Monumental fue un partido aparte, colmado de altos rendimientos y buen juego. Aunque el equipo de Marcelo Gallardo ya comenzaba su actual crisis, no hay que restarle méritos a Newell’s.
Dos pruebas de fuego
Los ánimos estaban por las nubes. El ganarle escandalosamente a River en su propia cancha hizo ilusionar a todo el Planeta Newell’s. Y, antes de finalizar el calendario del 2017, restaban dos paradas bravas: Racing y el clásico ante Rosario Central. Pero, con el nivel que había demostrado en la fecha pasada, era posible pensar en resultados positivos.

La realidad marcó otra cosa. Newell’s se impuso en ventajas dos veces, pero Racing lo igualó y la cosa terminó 2-2. Aunque no fue el mismo andar que contra River, haberse plantado y jugado de igual a igual ante la Academia, hizo que la hinchada leprosa cantara eufórica pidiendo por el clásico. Así también se mostró durante la semana, donde colmó el Coloso en el ya tradicional Banderzo.
El mal momento de Miltón Valenzuela -Leonel Ferroni jugó en su lugar contra el Millo- y la roja deNehuén Paz ante el equipo de Avellaneda, hicieron que la Lepra visite a Central con un mix. Joaquín Varela debutaba y Ferroni era confirmado en el puesto. El resto se mantuvo igual, aunque no fue así con el juego de Newell’s.
Un gol en el minuto dos se mantuvo durante todo el partido, lo que hizo que el Rojinegro pierda por la mínima y se empiece a consolidar el pedido de que Llop no siga. Fue un primer semestre flojísimo en números, quedando afuera de la Copa Argentina y ya sin chances de pelear el título de liga. La situación debía cambiar sí o sí, y para ello era necesario otro recambio del plantel.
La economía lo privó
La imperiosa necesidad de la dirigencia y, fundamentalmente, de Fabián Bellizia (juez interventor en la economía) de enderezar el barco financiero, se convirtió en una obsesión. Las ventas de los juveniles Franco Escobar y Milton Valenzuela a Estados Unidos -ambos terminaron sin jugar-, hicieron que Llop comience a preocuparse en la zona defensiva. Ya había sufrido contratiempos cuando Paz se había hecho expulsar y tuvo que optar por el debut de Varela en el clásico.
Justamente, fue el Flaco Paz quien también se terminó yendo del club. Todo se iba tornando negro, porque le estaban sacando los chicos, sumando la ida de Jalíl Elías -relegado-, y hasta los más grandes. Nery Leyes, también sin lugar, optó por volver a Atlético Tucumán, y Mauro Guevgeozián, quien nunca más recuperó su puesto, decidió cambiar de aires.

Lo pensado era que, ya que en menos de un año se habían ido casi toda la calidad y la materia prima que el Club poseía, la llegada de nuevos nombres iba a darse. Pero no fue así. La comisión directiva definió que había que incorporar jugadores sin cargo, a préstamo. Desde ahí, se cayeron muchas negociaciones ya desde la charla, ya que cuando se tocaba la parte económica era un “no hay plata, pero te queremos”.
Así fue que tuvieron que llegar Hernán Bernardello, libre desde EE. UU.; Denis Rodríguez, volvió desde River; y Fernando Evangelista, también libre, desde Boca. Sin embargo, la urgente necesidad de contratar un central hizo que la Lepra sacara algo de dinero y contrate a Fabricio Fontanini con un préstamo de 60 mil dólares, a realizarse en dos pagos.
La reanudación, más de lo mismo
Las premisas y conjeturas de que el equipo no iba a cambiar tenían sus argumentos. Mismo técnico y casi mismo plantel; misma idea en la pretemporada y muchas dudas en el mercado de pases. Difícil así. Y, lamentablemente hincha leproso, esas hipótesis fuero certeras. La vuelta a la Superliga plasmó en la cancha un cansino equipo que le ganó con un zapatazo salvador del pibe Varela sobre el final a Arsenal, el peor equipo de la temporada.

Se ganó, en fin. Eso fue lo único importante. Pero, jugando así, el ciclo no se iba a prolongar mucho. La presión por sacar puntos, con un estilo de juego cada vez más criticado, comenzó a rondar en el cuerpo técnico de Llop. De ahí en adelante, todas fueron pálidas.
Tres al hilo y estallido en el hincha
Aquellos que lo vieron al Chocho en cancha, o haya observado sus videos, no puede negar que era un futbolista que dejaba la vida en cada pelota. Ídolo como jugador, campeón en tres oportunidades, es uno de los que más partidos ha disputado con la rojinegra. Pero nadie es más grande que una institución, y eso le hizo eco.
La goleada ante Estudiantes por 4-2 fue un golpe duro. Obligaba a ganar en la próxima fecha ante Colón. Eso no ocurrió, el equipo perdió por 1-0 con un gol de pelota parada y en la conferencia de prensa se dio el quiebre. Al grito de “andate, Llop” y “andate, ladrón”, comenzó la rueda pos derrota. Pero no quedó todo ahí.
Si de algo se lo pondera al Chocho es de haberle dado rodaje a muchos juveniles, en algunos casos más por necesidad que por elección; pero les dio la chance al fin. Asimismo, cuando le tocó hablar de la pelota parada, dijo que la “inexperiencia” de los chicos para imponerse en esas jugadas les estaba “costando caro”. Ahí, el joven, adulto y socio mayor, que iba a la cancha e históricamente aplaudió a los chicos, aunque las cosas no les salieran bien rápido, lo criticó duramente.

Todo indicaba que le quedaba una sola bala. Ya con el ambiente caldeado, una derrota ante San Lorenzo lo dejaría fuera del cargo. Llop no podía resistir más. No porque el equipo sea un bodrio total, sino porque no podía ganar y ya con Colón se escucharon silbidos e insultos por lo bajo. Pero el entrenador no recapacitaba; estaba cegado y tapando la realidad con las manos.
El Cuervo superó a Newell’s en un partido parejo, sin demostrar por qué es el segundo de Superliga. Asimismo, luego del encuentro, el Chocho respondió con un rotundo “sí”, al ser interrogado si seguía. Además, dijo -como otras tantas veces- que el equipo jugó “muy bien” y “mereció ganar”. La lluvia de críticas estalló y golpeó más fuerte que nunca en la dirigencia.
Le soltaron la mano todos
El domingo a la tarde noche se juntó toda la comisión directiva con el técnico para comunicarle que, por unanimidad, habían decidido que su ciclo estaba terminado. Le pidieron que “por favor” renuncie, ya que el despido era económicamente inviable. Lejos de agachar la cabeza y aceptar, el Chocho pidió una fecha más, teniendo la esperanza de revertir todo ante Temperley.
Las comunicaciones telefónicas con otros entrenadores ya se habían comenzado a viralizar, y el lunes fue el día del “audio filtrado”. Primero se dio a conocer uno de Fernando Gamboa, donde se autopostula como técnico si se iba Llop. Pero el que terminó haciéndolo recapacitar fue el de el vicepresidente Juan Matías, que lo trató de traidor y ladrón. Ese fue el desencadenante final para irse.

Le tocaron su orgullo, claro. Echarlo era sumar una deuda de cuatro millones de pesos, así que ambas partes “llegaron a un acuerdo”, según afirmó el sitio oficial del Club, y la desvinculación se dio. Finalmente va a cobrar enero, febrero y marzo del corriente, sin pedir más. Ahora, sin tocar la intensa búsqueda de un nuevo entrenador -tema que no trataremos en esta nota-, hay que hablar de los números concretos que dejó el paso de Juan Manuel Llop como director técnico de Newell’s Old Boys.
Estadísticas rojas
Por Superliga, Llop dirigió 16 partidos, con 4 victorias, 4 empates y 8 derrotas. Con 16 puntos sobre 48 posibles, la efectividad fue del 33,3%, siendo así el ciclo más pobre de los últimos 10 luego del de Diego Cagna (26,6%). A esto hay que sumarle que ha quedado afuera en Copa Argentina y en Copa Santa Fe -perdiendo por penales contra Sportivo Rivadavia de Venado Tuerto -partido donde él pidió hacerse cargo de los chicos-.
Fuera de casa se vio la peor cara del equipo. De ocho partidos, perdió seis. Jugar contra Newell’s era, como dijimos al comienzo, un partido ganable. Pero quizás lo que más alarma es cómo ha quedado la tabla de los promedios, ya que cuando llegó a Rosario todo era color de rosas por el colchón de puntos generado por Osella y el ingreso a Copa Sudamericana.
Al tomar las riendas el Chocho, el Rojinegro estaba con casi 1,4% de los promedios, ubicado en la 13° posición. Ahora, tras 16 cotejos, está 17°, a 13 puntos de Vélez (el último fuera de la zona de descenso). Aunque la situación podría ser más grave, ya que si la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) no le devuelve los tres puntos que quitó por error, la diferencia sería de 10 unidades, y la posición, dos escalones más abajo.
Su ciclo anterior
El debut del Chocho como técnico se dio en la Lepra, por el 2001. Dirigió 20 partidos, con 6 victorias, 5 empates y 9 derrotas (efectividad del 38,33%). Eso, sumado a problemas con los dirigentes, lo hicieron irse de la institución que, una década atrás, lo había consagrado como ídolo.
De ahí en más siguió su trayectoria por varios clubes de países sudamericanos (Paraguay, Ecuador y Bolivia). Entretanto, tuvo seis ciclos en equipos argentinos: Godoy Cruz, Banfield, Racing, Atlético Tucumán, Huracán y Atlético de Rafaela. En los 14 elencos donde dirigió, sólo logró el campeonato de la Primera B Nacional con el Tomba (2005/06).

El futuro inmediato del puesto
Mientras las llamas aún siguen dando calor, Fabián Garfagnoli (Coordinador de las Divisiones Inferiores) será el entrenador interino de Newell’s. Ya dirigió este martes su primera práctica y piensan mantenerlo, al menos, hasta luego del lunes ante el Gasolero. Y ya se vio su mano de catador de juveniles, ya que paró un equipo muy distinto al que venía jugando.
Pocrnjic; Nadalín, Varela, Fontanini, Ferroni; Bernardello, Rivero; Torres, Sarmiento, Denis; Leal. Esos fueron los 11 que probó por primera vez Garfa, aunque la práctica formal de fútbol se dará recién el viernes. Entretanto, en la oficina que se ubica en el Parque Independencia, están tratando de cerrar algún nombre de los tantos que han surgido. Asimismo, podrían esperar para ver qué ocurre con el equipo el lunes, ya que si gana y juega bien, ¿bancarían al interino?
Planeta Newell’s | La Red Rosario FM 98.3