Aunque el contexto general sea propicio para que el club entre en el necesario severo ajuste económico, la salida de Maximiliano Rodríguez dio un cimbronazo en el mundo Leproso, que dejó menor lugar para el duelo y el ahorro.
Sin los tres fantásticos, ni la esperanza que en algún momento dio la cercanía con Boca en la tabla de posiciones, el fútbol dejó de ser la salvación de Newell’s. Ahora las cuestiones extradeportivas que ocurran en el club no tendrán la cobertura que solo brinda la ilusión, la realidad ya es un hecho. Esta casi fantasía que brindó la presencia de jugadores que pocos tienen en el país y el brusco chasquido que hizo desaparecerlos, hicieron que no haya espacio para las lágrimas y que desde la Comisión Directiva tengan que salir a tapar los huecos.
De esta forma, los pasos hacia el ordenamiento financiero fueron más acotados, probablemente entendiendo que dada la salida de sus principales figuras, el fracaso no es una opción. Muchas incorporaciones, que son relativamente serias, pero sin grandes garantías en su pasado, coparon un plantel Leproso ávido de referentes. En ese aspecto las cosas son claras, el Chocho Llop será la cara de exposición ante la opinión pública, pero nunca será el apuntado con el dedo ante un hipotético fracaso.
En cuanto al nuevo grupo de jugadores que conforman el grupo profesional, el arribo de Brian Sarmiento implicó el nuevo formato de Newell’s, ya no orientado hacia mostrar puertas afuera las proezas deportivas, sino que es otra forma de significar el éxito y el fracaso. Sin lugar a dudas, su estadía, apañada por un grueso fuerte del simpatizante Rojinegro, de rondar por el rendimiento lógico que se prevé, será un factor de descompresión. La foto dejará de ser la del Capitán ex Selección, ahora será la del pibe que cumplió su sueño y que contagia alegría a sus pares. Es un acto casi Tinelezco, pero que podría ser útil para el presente sinuoso que vive Newell’s.
En otro plano, pero vinculado siempre al futuro competitivo de la institución, el ablandamiento de la transición no solo implicó que el recorte presupuestario al área fútbol sea menor al pensado –que igualmente no deja de ser importante- también trajo de su mano la una vez más postergación de inclusión de los juveniles. Esto tiene dos formas de pensarse: la coyuntura económica del club los requiere en el mediano plazo, pero en el corto, el que puede causar todos los males en amplias esferas de la institución si algo saliera mal, pareciera ser prioridad en este momento, razón por la cual, deberán esperar.
De esta forma, sin que en el calendario entre la posibilidad de asistir a una sesión de terapia, para calmar la angustia producida por la nostalgia, los dirigentes con la contratación de una cantidad numerosa de jugadores optaron por no abrir la chance a un mal trago y se desviaron del camino hacia la estabilidad. Tal vez la forma gradual traiga más tardanza, pero algo es seguro, hoy brinda más seguridad.
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