La Lepra se quedó con la victoria ante el Granate con mucha justicia. Nuevamente volvió a jugar con solvencia y pudo dejar atrás los malos partidos ante Talleres y Boca. Sin lugar a dudas, fue mérito del entrenador adaptarse a la nueva etapa para que su equipo tenga otra vez competitividad: Fabricio Fontanini, Sebastián Palacios, Santiago Gentiletti y Maximiliano Rodríguez anotaron los cuatro tantos leprosos, que se volvió a poner a tiro en el grupo.
1) El entrenador entendió las nuevas reglas. Pandemia en marcha, el equipo sufrió mucho el estado físico en los primeros partidos y para el tercer cotejo tomó nota. Con la incorporación de Panchito González a la franja izquierda y el retroceso de Palacios a la zona media, el equipo estuvo más compacto y pudo tener mayor verticalidad.
2) La aparición del doble cinco. Otra de las medidas que se tomaron desde el banco de suplentes fue poblar la mitad de la cancha. Y si bien, Pablo Pérez y Aníbal Moreno demostraron algunos gestos de descoordinación, minuto a minuto crecieron en su rendimiento y fueron importantes para darle equilibrio al equipo.
3) La comodidad de Maxi Rodríguez y Scocco. Un desafío para el nuevo entramado futbolístico es conseguir que los referentes se sientas cómodos. Lentamente van recobrando su ritmo y en el caso de Nacho, más cerca de las acciones.
4) Newell’s tiene arquero. Después de la lesión de Alan Aguerre se encendió la alarma. Después de mucho tiempo, el arco Leproso volvía a tener incertidumbre. Eso parecía, finalmente no fue así. Con el ingreso de Ramiro Macagno, la valla Leprosa estuvo bien custodiada.
5) Mucho cansancio y posibles lesiones. Santiago Gentiletti sintió un pinchazo en su isquiotibial e instantantaneamente se convirtió en duda para lo que viene. Scocco tampoco terminó al 100%. Algunos signos de un equipo que sufrió mucho desgaste durante el partido. La imagen más elocuente fue la de Francisco González, quién desde la media hora del complemento, hacía ejercicios de elongación buscando relajar sus músculos.
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