El árbol no tapa el bosque y hay heridas que son difíciles de sanar. Más allá de la victoria agónica ante Palestino, la derrota en el clásico aún deja secuelas y las repercusiones continúan. Fue tan pálida la imagen propuesta por el equipo y tan temeroso el planteo de Burgos, que lo de la Sudamericana es apenas una aspirina para aliviar el dolor. Es que Newell’s jugó uno de los peores clásicos de su historia. Directamente no compitió ni opuso resistencia. Y todo quedó más expuesto por los cambios del entrenador que solo pensó en contrarrestar las virtudes de Central y no en hacerle daño. Esta secuencia ya se había vislumbrado ante Gimnasia y en otros encuentros. Pero lo del domingo fue un quiebre porque se trató del duelo más trascendente y ante los atentos ojos del pueblo rojinegro, que se vió frustrado por un conjunto que no lo representó.
Para colmo de males, Nadalín, Sforza y Maxi no jugaron en sus puestos habituales. Además, el Mono decidió sacar a Pérez y Cingolani, dos de los pocos que al menos podían inclinar la balanza, para ubicar a jugadores similares o incluso de características más defensivas. Fue un combo explosivo que, como no podía ser de otra manera, sentenció una goleada que pudo ser aún más caótica. Como en todo clásico, los días posteriores marcan puntos de inflexión y a Newell’s le tocó un compromiso incómodo en Chile a menos de 48 horas de la catástrofe. Allí, ante un rival pobre y en un partido técnicamente limitado, la Lepra mostró otra actitud y predisposición en el segundo tiempo que le permitió llegar al triunfo de forma agónica pero merecida. Burgos ubicó a los jugadores en sus puestos habituales y el equipo, por necesidad y obligación, pensó más en el arco rival.
El caso más exponencial de los errores no forzados de Burgos fue la inclusión en el clásico de Juan Sforza como extremo izquierdo. El juvenil, que realizó todo su recorrido en inferiores como mediocampista central, jugó el partido más importante de su carrera en una posición que desconocía. La premisa fue cubrir el tándem Martínez – Zabala pero, paradójicamente, el primer gol llegó por ese sector y Newell’s por su carril izquierdo no se defendió bien ni causó problemas al rival. La preocupación fue neutralizar al oponente antes que dominar o imponer condiciones.
Más allá de que nunca rompe el esquema y ya parece una regla establecida que Maxi y Scocco no van a jugar juntos, lo bueno del Rojinegro se produce cuando intenta proponer, aún con sus limitaciones a cuestas. Esto también quedó evidenciado ante Lanús, especialmente en el segundo tiempo. Y además tiene que ver con una cuestión de características. Porque si a algunos jugadores les cuesta en su posición natural, difícilmente salgan airosos en otros lugares en la cancha que desconocen. Del mismo modo está la situación específica de Calcarerra, quien alterna permanentemente como stopper y mediocampista. En algún momento será necesario establecer certezas.
Como contrapartida a tanta incertidumbre, es notorio que lo mejor del ciclo actual se produjo cuando el Rojinegro tuvo en cancha a un equipo lógico y que pensó en proponer. Causalmente, esos contextos se generaron en momentos límites como por ejemplo el segundo tiempo ante Palestino, cuando la Lepra necesitaba sí o sí los tres puntos para seguir con opciones en la Copa. También otra muestra elocuente fue el epílogo contra Lanús, en lo que fue seguramente el mejor desempeño en el 2021 En aquel momento se acumulaban 10 partidos sin ganar y el declive se hacía cada vez más profundo pero el equipo supo mostrar una cara más ambiciosa. En esos dos escenarios, ante adversidad manifiesta y necesidad imperiosa, NOB creó muchas situaciones de gol, anotó y ganó ambos partidos.
Es tan precario el presente de Newell’s que ante Sarmiento estará en juego el último lugar en la tabla de posiciones . Más allá de que desde lo estadístico la situación es irreparable, una derrota implicaría un final aún más humillante. Y posteriormente, ante el mismo rival, la Lepra tendrá el gran desafío de avanzar en Copa Argentina y de una buena vez por todas protagonizarla. Con la clasificación a los octavos de la Sudamericana como un desafío poco probable, este parece ser el mejor estímulo antes del cierre de semestre.
La paliza recibida en el clásico movió el avispero en el mundo Newell’s. Nadie quedó indiferente. Los jugadores reciben críticas, al entrenador ya se lo mira de reojo y los dirigentes son los principales señalados. Con todo este panorama, es factible que próximamente se produzcan movimientos en el organigrama futbolístico del club. Y también en el institucional, porque las elecciones aún no tienen fecha pero nada de lo que acontece en la cancha pasa inadvertido. Lo único positivo en medio de este caos, es que aún quedan por disputar las respectivas clasificaciones en la Copa Sudamericana y la Copa Argentina. Burgos tiene la llave para torcer el rumbo y para eso será indispensable armar equipos lógicos, sin tantas innovaciones desconocidas por los futbolistas. Pero si no cambia y repite formaciones como la del derby rosarino, se quedará encerrado en un callejón sin salida.

Licenciado en Comunicación Social. Master en Periodismo Deportivo.
Periodista en De Leprosos y Canallas. Redactor en Planeta Newell’s