Era un hecho que el pobre semestre de Newell’s iba a dejar secuelas. No podía pasar desapercibido semejante decepción. Por eso, a dos semanas del último partido, la Lepra ya cambió su director deportivo y está a punto de presentar a un nuevo DT . Peratta y Burgos ya son historia. Bernardi, el próximo técnico y, por supuesto, la Comisión Directiva, tendrán ahora la responsabilidad de enderezar un presente que viene torcido desde hace tiempo. En su nuevo cargo, a Lucas le esperan muchas cuestiones urgentes por resolver, aunque también tendrá la misión de sentar bases a largo plazo. Pero hay más. Al margen de la coyuntura, también puede disponer del tiempo suficiente como para direccionar y apuntalar el verdadero rol de un director deportivo. Porque en NOB, más allá de acciones esporádicas, el cargo y los ocupante fueron ostensiblemente cuestionados.
El primer lineamiento lo marcará con la elección del entrenador. En esa decisión se reflejará no solo un apellido sino también una filosofía futbolística que el Rojinegro buscará pregonar. Seguramente de su corta pero intensa carrera como DT habrá sacado conclusiones y eso le permitirá tomar posturas analizando varios parámetros. Bernardi ya estuvo en los dos lados del mostrador: fue jugador, entrenador, y ahora, con ese bagaje y recorrido, llevará a cabo una función integral. Si bien no hay confirmaciones hasta el momento, todo apunta a que se inclinará por alguien de la casa que, por supuesto, no es garantía de éxito, pero puede acelerar los tiempos de adaptación contrastando con lo que fue el decepcionante ciclo de Burgos.
Una vez que esté confirmado el nuevo técnico, será turno de conformar el plantel que, en parte, implicará tomar decisiones y definir el futuro de algunos de sus excompañeros y exdirigidos. En este sentido, aparece un primer asunto por resolver que exige respuestas inmediatas: ocho futbolistas finalizan contrato en menos de un mes. Y en la lista hay nombres fuertes como Maxi, Pablo Pérez, Formica y Gentiletti. En caso de Maxi, la resolución depende de él y hasta el momento no dio ningún indicio de dejar la actividad. A partir de que estén resueltas las continuidades y renovaciones, habrá que marcar prioridades en los puestos que necesita reforzar Newell’s para el campeonato que comenzará el 16 de julio.
Y también será un reto para él mismo. Porque querrá dejar atrás lo que fue su etapa como entrenador del club. En 2015 y comienzos del 2006 recibió cuestionamientos no solo por los resultados sino también por actitudes que desagradaron al hincha. Porque, indudablemente, Bernardi, tras sus últimos años ligados la institución, no cuenta con el mismo grado de aprobación ni mucho menos con la unanimidad que supo ostentar en los buenos tiempos. Precisamente, desde este lugar y con otras atribuciones, podrá poner en práctica, al menos en la faz deportiva, mucho de lo que alguna vez pensó con su ya manifiesto deseo de algún día ser presidente.
De todas maneras, más allá de elecciones urgentes y objetivos a corto plazo, también Lucas tiene la oportunidad, con acciones, sostenibilidad y resultados, de modificar la concepción que se tiene en Newell’s del cargo de director deportivo. Porque, por diversas circunstancias, Dezotti – en menor medida -, Sensini y Peratta no pudieron tener experiencias duraderas ni consolidarse en la gestión. En todo caso, esto marca un punto de partida. Su designación tiene que transformarse en el primer cimiento de un cargo que se perfeccionó en el mundo. La misión será trazar un proyecto, ejecutarlo y perdurar. Que no se trate de un fusil que utilizan las dirigencias de turno para distraer y atenuar responsabilidades.
En los tiempos actuales, ya no alcanza con tener conocimientos de fútbol ni mucho menos con haber sido un destacado futbolista para desempeñar un cargo tan importante. La capacitación, la predisposición ante cada situación, el uso adecuado de la tecnología y la comunicación son pilares. No es suficiente tampoco con un buen discurso si luego no se le acompaña con acciones. Se trata de trabajos disciplinarios que requieren de aunar criterios y buscar puntos en común. Scouters, ojeadores, analistas de videos, entrenadores y preparadores físicos trabajan en conjunto. El objetivo es achicar el margen de error y ver antes lo que no es tan evidente. A veces ni así alcanza. Pero el club tiene que sentar bases y almacenar recursos, materiales y herramientas como para mantener la estructura más allá de los nombres.
Hoy, los grandes clubes funcionan con secretarías técnicas, conformadas por varias personas, que trabajan de forma mancomunada con los managers. El fin siempre es armar un plantel coherente de acuerdo al presupuesto, las ideas del entrenador y los objetivos por cumplir. Ante este panorama de escasez económica, las divisiones inferiores rojinegras, con sus instalaciones ejemplares y personal capacitado, relucen como un valor agregado
De todas formas, al margen de expectativas y deseos individuales, todos los actores de la vida de Newell’s son responsables de que el club encuentre paz y armonía en un contexto tan convulso. De hecho, el propio Bernardi pidió tener el aval de todos los candidatos para asumir el cargo porque sabe que es una situación extremadamente particular. Porque Newell’s transitó uno de los peores semestres de su historian y el club vive desde hace tiempo en un permanente clima electoral poco sano y muy agresivo. Esta etapa, su cuarta en la institución tras ser jugador en dos ciclos y técnico en 2015, es tan o más difícil como las que afrontó cuando volvió de Francia o dirigió al primer equipo. Ahora no tiene los botines, la ‘7’ en la espalda ni el buzo de DT, pero sí una mochila muy pesada que ya cargó sobre sus hombros.

Licenciado en Comunicación Social. Master en Periodismo Deportivo.
Periodista en De Leprosos y Canallas. Redactor en Planeta Newell’s