Un deslucido Newell’s llegó a La Plata con el peso de la Copa Sudamericana sobre las piernas de sus jugadores y no pudo llevar adelante nada de lo planeado. Tuvo que sacar desde el medio durante sus mejores pasajes del partido y perdió sin haber podido convertir, nuevamente, en condición de visitante.
Siendo virtud y error al mismo tiempo, la posición de Juan Ignacio Sills como volante central de contención dio un respiro a la defensa pero incomodó al mediocampo. Una línea de volantes que se vio con carencias en la producción de juego y también en la marca. Uno de los puntos más bajos en la línea del medio fue el partido de Rivero, más allá del impoluto pasé entre lineas a Leal en el arranque del segundo tiempo, que se vio incómodo y errático. Si bien el entrenador optó por otras variantes, la alternativa lógica era el ingreso de Cacciabue para aportar más dinamismo, adelantando a Sills para que realice la cobertura cuando Jerónimo se proyectase por el medio. Bernardello estuvo bien, pero los años hicieron que el partido de Copa le haga sentir el cansancio en demasía.
En tanto, la defensa estuvo floja y los dos goles del equipo platense llegaron por errores de marca en los escalonamientos, que fueron inexistentes. El mejor de la línea del fondo fue sin dudas Nadalin, que hizo un partido digno de que no se extrañará a San Román. Fontanini no tuvo un buen partido y menos aún lo tuvo Varela, que dejó bastantes dudas. Ferroni estuvo errático en la marca y ostentó el hacer una bien y una mal, de igual modo sus yerros siguen haciendo que sea más que Evangelista. Sills pareció aportar más en defensa que jugando de stopper tras la salida de Varela, y mostró destellos de que el nuevo entrenador puede darle mejor funcionalidad a sus limitaciones. En el arco Nelson Ibáñez salvó las papas en varias oportunidades, aunque se lo notó falto de concentración recibiendo goles que hubiese atajado en otro partido.
Fertoli y Figueroa estuvieron parejos. Manejaron la pelota en ofensiva, tuvieron explosiones de velocidad, gambeta y firulete, a veces en pos de despuntar el vicio. En tanto, no abundó lo que más se necesitaba en este encuentro, una lluvia de pases verticales a Leal para poder abrir el marcador. Joaquín Torres, ingresó intentando marcar presencia desbordando por su banda, tuvo poco tiempo para jugar y fue poco lo que pudo hacer.
El moreno esperó siempre el pase de sus compañeros y cuando este llegó, Arias o los palos le dijeron que no. Así y todo, la culpa no siempre es del vecino y Leal frente a Gimnasia no hizo un buen partido. Desconectado de sus compañeros, se vio en posición adelantada en muchas oportunidades y también en la comodidad de no buscar posicionarse correctamente para que no se le marque fuera de juego. Se lo vio sólo en ataque y el ingreso de Alexis Rodríguez no cambió mucho el trámite ya que entró poco en juego.
El entrenador de llevó un aplazo en esta oportunidad. Ninguna de las tres variantes pudo cambiar la ecuación del partido y se despidió de la Superliga sin poder ganar de visitante. Sus sorpresivas declaraciones pos partido, son un análisis aparte.
El árbitro de la cita, Julio Barraza, no incidió en el resultado final pero dejó mucho que desear siendo debut y despedida en el arbitraje argentino. Oreja, jugó gratis todo el segundo tiempo estando adosado, literalmente, a Leal provocando faltas constantes. Las que le eran dudosas, dos córners mal cobrados por ejemplo, se sancionaban a favor del local. Se sacó el trámite de encima.
Un encuentro donde abundaron los errores y que dejó muchas dudas. Interrogantes que se deberán solventar el viernes en el último partido de la temporada por Copa Argentina.
Planeta Newell’s.