Un 23 de junio de 1996, la Lepra se enfrentaba a su clásico rival y ganaría aquel partido 2 a 0 con Goles de Iván Gabrich y Bruno Marioni, en aquel momento de apellido Giménez. Con dos jugadores de más y luego de un penal a favor del equipo que era dirigido por Marito Zanabria, el árbitro del encuentro Anibal Hay decidió suspender el encuentro por motivo de las bombas arrojadas al terreno de juego por la parcialidad que hacía de visitante en su propio estadio.
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Newell´s venía mal, pero superó con claridad a Central
Antes de la suspensión el conjunto de Zanabria tenía todo a favor: va ganando por 2 a 0 dispone de un penal y su rival se quedó con nueve jugadores.
24 de junio de 1996
ROSARIO.- Y el clásico fue para el que en peores condiciones llegaba. Ese era Newell’s por puntos y por lo que venía rindiendo como equipo. Pero como señalan “los que saben” éstos son partidos aparte. Y vaya si lo fue al menos para el que le tocó ser local en la propia cancha de Central.
Newell`s y Marito Zanabria sorprendieron primero con la formación ya que colocó a casi tres delanteros: Gabrich Giménez y Scaloni -éste un poco más retrasado-; luego marcando a fuego en la zona media para recuperar la pelota y entregarla lo más rápido posible.
El primer sorprendido fue su tradicional adversario que no logró en todo el inconcluso encuentro armarse de tal manera de poder llegar con posibilidades hasta el arco de Cejas.
Newell`s fue el que arrancó mejor. Cada vez que llegó hasta tres cuartos de cancha y la pelota pasaba por los pies atrevidos y habilidosos pies del chico Manso (16 años) el conjunto rojinegro podía hacer estragos. Mucho más cuando la capitalizaban Gabrich y Bruno Giménez que eran incontrolables.
Por el lado de Central Palma se debatía en la más absoluta de las soledades. No encontraba compañía ni en Vitamina Sánchez ni en Coudet. De a ratos aparecía Gordillo y se sumaba Graff al ataque pero sin lastimar. Da Silva fue literalmente borrado y el resto casi que ni existió.
A los 27 minutos un centro de Aquino fue peinado por Franco la pelota rozó el travesaño y cayó sobre el segundo palo donde estaba parado Raggio; el cabezazo al medio y la participación de Gabrich en dos tiempos la segunda desde el suelo para que él y Newell`s festejaran por primera vez. Era justicia estaba en ventaja el que mejor había hecho las cosas.
Newell`s asegura el triunfo
Central se sintió tocado en su amor propio y se mandó arriba con todo pero le faltó lo que le sobró a su rival: orden.
Y todo se fue dando para Newell`s dueño de la pelota el tesoro más preciado por su rival. En una palabra le iba ganando con las armas de su enemigo. En el descanso hubo lavado de cabeza para los de Central y afirmación de conceptos para Newell`s. A poco del arranque del segundo tiempo un córner ejecutado con mucha comba por Manso encontró en el camino a la cabeza de Giménez y a la complicidad del arquero Castellano.
Newell`s iniciaba el camino a la victoria porque repetía lo de la primera etapa y porque con la ventaja de dos goles manejaba los tiempos del partido.
Así fue que en un contraataque Gabrich se iba solo para el tercer tanto cuando fue derribado por Carbonari dentro del área. Penal sin discusión y expulsión. El zaguero de Central se fue a las duchas pero el penal no pudo ser ejecutado. Aparecieron los inadaptados de siempre. No más de 20 que le frustraron el espectáculo a los 35.000 restantes.
En esta historia incompleta va ganando Newell`s tiene un penal a favor y su rival se quedó con nueve y estuvo desconocido. Newell`s lo superó con ganas y con orden. Ganó bien e hizo ruido sin bombas de estruendo.
Las bombas y la suspensión
ROSARIO.- Las bombas de estruendo que lanzó la hinchada de Central acabaron con el clásico abortado a los 19 minutos del segundo tiempo cuando Raggio debía rematar un penal .
Incidentes de esos que se consideran graves no hubo. El partido ya había empezado con 17 minutos de retraso ya que la parcialidad de Central comenzó a arrojar bombas de estruendo sobre la valla que iba a ocupar Cejas.
Ya ahí el árbitro Hay le advirtió a la policía que si no ponía fin a ese verdadero arsenal pirotécnico el partido iba a suspenderse.
Fueron Palma primero y después Carbonari a pedirle a sus parciales un poco de calma. Pareció que todo se encarrilaba y cayeron un par de bombas más. Entonces el juez dio el ultimátum: “Una más y el encuentro se suspende”.
La rivalidad continuó con el folklore de los cánticos de la hinchada. El prematuro final llegó en el segundo tiempo cuando Raggio se disponía a ejecutar un penal. Cayó otra bomba y el partido se terminó al menos por ahora.
Hacía tiempo que el clásico rosarino no se suspendía por la intolerancia de los hinchas. Caben algunas preguntas: ¿cómo se hizo para entrar las bombas y vulnerar el operativo policial? Da para pensar que la hinchada de Central las tenía dentro del club. Sólo sirvieron para perjudicar más a Central. Además de la derrota ahora queda expuesto a una sanción del Tribunal de Disciplina.
Fuente: Diario La Nación.
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