Germán Real nació en Rosario el 17 de abril de 1976. Hizo su debut con la camiseta de Newell’s en 1996 para luego disputar un total de 94 partidos convirtiendo, además, 28 goles. El” Gordo” es el máximo goleador de la Lepra en torneos cortos, habiendo anotado 3 goles en 7 encuentro.
Hoy, a sus 42 años, el ex delantero del club dialogó con los amigos y la amigas de “Sólo Newell’s”, programa radial partidario que se emite todos los lunes 18hs por fm96.9, donde dejó mucha tela (rojinegra) para cortar.
¿Cuál fue el significado que le diste a los goles que metiste en Newell’s?
Para uno que es hincha, quedar en la historia por hacer goles en los clásicos es un orgullo. Después de mucho tiempo, desde el 1999 (pasaron 19 años), que hoy estemos hablando de esos clásicos, de ese gol en particular, para mí es un orgullo. Creo que soy un privileviaado por haber jugado tantos partidos en Newell’s.
Por estos momentos que el clásico está tan vigente, supongo que ves la foto por todos lados, ¿qué sentís cuando capaz te levantas para comenzar el día y te encontrás con eso?
Por eso me siento un privilegiado, mucha gente me lo recuerda, me manda fotos. A ver, en la platea hay una bandera con esa imagen y yo no me doy cuenta a veces de lo que significo para la gente y me doy cuenta en esas cosas. En los estados de whatsapps, en la cancha. A veces me miro y mi hija me dice: “¿papá, es verdad que ese sos vos?”. Y le digo, “Si, Bianca” jaja. Es un honor por ser parte de la historia de esta gran institución.
Sos uno de esos jugadores que el hincha no se lo va a olvidar por lo que hiciste en los clásicos…
Sí. El otro día me preguntaban si era ídolo por eso y no. Considero que soy un jugador reconocido por el hincha, pero no ídolo. Para ser ídolo tenés que tener otro tipo de carrera, por eso soy privilegiado y no me gusta el mote de ídolo.
Hoy cuesta horrores diagramar un clásico y ese se disputó un 7 de marzo, encima en la primera fecha. ¿Fue extraño jugarlo tan atemporalmente?
Ahora es una locura en cualquier fecha, no se pudo armar un amistoso, no se puede terminar de definir la Copa Argentina, entonces en aquella época sonaba raro. Tuvimos un tiempo bastante largo en aquel tiempo para preparar el partido y nos salió bárbaro.
Pero, ¿convenía jugarlo en esas circunstancias? Había que engancharse para una primera fecha…
Para un clásico no hace falta engancharte. Lo primero que miras es cuando tenés el clásico y nosotros sabíamos con un mes de antelación. Nos estábamos preparando en Mar del Plata y nos enterábamos que teníamos el clásico. Nos preparamos pura y exclusivamente para ese partido: encerrados, abajo del sol, debajo de la lluvia, transpirando, solo esperando ese partido. Y cuando llegó el momento, nos salió muy bien.
¿Costó separar al hincha del jugador?
Sí, adentro de la cancha no se separaba.
¿Y eso está bien para un encuentro de semejante envergadura?
En cada pelota había que dejar la vida y un poco más. Nosotros lo vivimos de así, más precisamente ese equipo, que tenía 14 o 15 jugadores que eran de inferiores, cuando concentraban 18 o 19. Encima éramos todos de la misma generación. Yo tenía 23 años y el más grande 25. Fijate que estaban Diego Crosa, el Cholo Guiñazú, el Piojo Manso, Terremoto Cejas y el más grande, que era Saldaña.
La historia personal de cada uno ya les decía cómo tenían que afrontar el partido…
No nos tenían que explicar nada. Nosotros sabíamos como teníamos que jugar, habíamos jugado clásicos en inferiores. De lo otro se encargaba el técnico.
¿Qué recordás de ese vestuario previo?
Terminamos de entrenar el viernes a la tarde y nos fuimos para Ricardone. Se hizo eterna la concentración. No había nada, solo un pool y un sapo. Capaz unas cartas. Y pasó el sábado, se hizo largo, y peor fue la mañana del domingo. Almorzamos y nos fuimos a buscar los bolsos para ir al colectivo. Y más tarde te vas metiendo más, porque en Ricardone estás aislado del ambiente, ahora, cuando llegas a Circunvalación, ya están los autos acompañándote y vas sintiendo todo. Ya en el Parque es hermoso. Sabes todo lo que vas a vivir.
Y vos, en ese marco, con 10 partidos en primera, viéndolo a lo lejos, ¿sentías presión?
Era mi primer clásico. Sabía que me jugaba muchas cosas, pero lo disfrute terriblemente por todo lo que después se empezó a venir. Me sentí importante.
¿En el gol tenías el festejo preparado?
Salió ahí, no lo tenía armado para nada. En el primer clásico, que ganamos 4 a 1, metí el segundo y el tercer gol, que fue determinó un alivio, porque recién había empezando el segundo tiempo, y antes, aún siendo muy superiores nos habían descontado. Entonces, en ese momento, habíamos sufrido un golpecito y no sabíamos cómo íbamos a reaccionar. Por suerte hice el tercero y después, con Damián Manso que estaba imparable, pudimos haber hecho hasta cinco.
Julián Maidana siempre cuenta que junto al gol, se acuerda del hincha que enfocaron en la TV. ¿Vos te acordás de alguna imagen fija de la tribuna?
No, porque pasé rápido. Es difícil de explicar. Escuché el grito de gol cuando empujo la pelota y corrí, se me tiraron todos arriba y yo quería seguir corriendo hasta la tribuna (risas). Me acuerdo de ese momento 19 años después y creo que me voy a acordar hasta que me muera.
Haber enfrentado a Bauza y que ahora esté de nuevo enfrente, ¿te hace sentir algo?
Formó una gran trayectoria, se merece mucho respeto, pero espero que siga con la misma racha (risa).
¿Cómo creés que va a ser el partido?
Luchado y metido, seguro. El que más se atreva a jugar lo va a ganar. Los dos van a especular, ninguno de los dos va a querer perder. Uno va a quedar muy bien y otro muy mal. Esperemos que estemos del lado del bien porque después sigue el torneo…
¿Algún consejo para los jugadores?
Es simple. Este partido se juega con el corazón y la cabeza, se necesitan de las dos cosas. Solamente metiendo no se va a ganar y solamente jugando no se va a ganar.
¿Qué te parece que haya tantos jugadores no surgidos del club para este partido en especial?
No es lo mismo para uno que jugó toda su vida en Newell’s que para otro que no. Soy un convencido. Jugué muchos clásicos en mi carrera: en Colo Colo contra Universidad de Chile o el Banfield – Lanús, y lo viví distinto a eso. No creo que cualquiera de los llegó lo viva igual que Bernardello o el Gato Formica. Por eso la tarea de estos chicos (el Cabezón y el Gato) es la de transmitirle lo que se va a vivir dentro de 10 días.
¿Qué es Newell’s en tu vida?
Para mí significó la gran etapa de mi vida, fue lo que siempre soñé desde cuando fui a los 14 años a Bella Vista. Lo logré y tuve la suerte de quedar en el corazón de los hinchas. No tengo más que palabras de agradecimientos para Newell’s.
Planeta Newell’s.