“Tenemos un verdadero déficit que es la construcción del juego. Lo venimos acarreando desde el torneo anterior”. Así de preciso y elocuente fue Frank Darío Kudelka en la conferencia que brindó luego de la derrota ante Boca. Y a confesión de parte, relevo de pruebas Newell’s no juega bien, acumula cuatro derrotas consecutivas y ve cómo su situación se agrava con el correr de los partidos. Hoy, por diversas de razones, el técnico no puede apostar a una formación que al menos se asemeje al ideal que pretende. El equipo no otorga respuestas y le cuesta generar fútbol y crear situaciones de gol. Y cuando esto sucede se produce por una carencia de juego colectivo, pobres actuaciones individuales y, quizás, por un dibujo táctico que mínimamente debería estar en revisión. Pero eso no es todo. Tampoco se puede soslayar que la Lepra ha tenido mala fortuna en algunas cuestiones.
Uno de los argumentos que utilizó el entrenador para referirse a este preocupante momento es que no puede lograr que el equipo se posicione a una altura diferente y sostenga la posesión. Por supuesto que él mismo reconoce un déficit que le compete. Porque en el plantel hay futbolistas propicios para tener el balón, gestar juego e hilvanar jugadas. Por eso, ante la presencia de muchos volantes y pocos extremos, cabe la pregunta de si no es tiempo de modificar el esquema. NOB perdió a Palacios, no cuenta con Pancho González por lesión y Cingolani no suma minutos. La ecuación es sencilla: faltan extremos. Porque ni Enzo Cabrera ni Nicolás Castro pueden desarrollar esa función con naturalidad. Y por el contrario, hay muchos mediocampistas internos como para armar un 4-3-1-2.
Si Julián Fernández es definitivamente el ‘5’, lo pueden acompañar Pablo Pérez o Cacciabue. O Rivero y Belluschi, si es Kudelka pretende patear el tablero. Pero, más allá de los nombres, es innegable que hay variantes. Mientras que como enganche, Formica, Castro y hasta el propio Belluschi pueden ser de la partida. Lógicamente, dependerá de la muñeca del entrenador. Puede ser fiel a su idea hasta el final, aunque eso ya pueda aparentar obstinación, o puede contemplar un cambio.
Como no podía ser de otra manera, los bajos rendimientos individuales repercuten en el funcionamiento colectivo. Incluso, suele generarse un efecto dominó que arrastra hasta los que tenían un buen presente. Hoy, ni siquiera los jugadores de jerarquía como Maxi, Pablo Pérez o Scocco pueden cambiar la ecuación. En el caso de Nacho, las razones son evidentes. Está poco acompañado, el arco le queda lejos y el equipo no lo abastece. Si bien es cierto que tiene capacidad para gestarse una jugada por sus propios medios, no puede marcar diferencias iniciando desde tan atrás. Se trata, indudablemente, de uno de los puntos a corregir.
Otro favor que no puede pasar desapercibido es la cantidad de lesiones que el Rojinegro padeció en el último tiempo. Como consecuencia, varios jugadores no están a disposición y eso entorpece las posibilidades de sostener una formación. Una muestra cabal es que Newell’s en el duelo ante Boca no pude terminar el partido con ninguno de los defensores que se presumen titulares. Llano, Capasso, Cabral y Orihuela conformaron una línea de ‘4’ que, se estima, en un futuro no muy lejano estaría compuesta por Escobar, Lema, Gentiletti y Bíttolo. A esto hay que agregarle que Cristaldo, Giani y Negri llegaron con el torneo comenzado y que la lista de lesionados se amplía frecuentemente. Como si fuera poco, la expulsión de Pérez ante Vélez dificultó el panorama y atrasó aún más la posibilidad de poner el ‘11’ ideal. Demasiados imponderables para un equipo que necesita resultados a corto plazo.
Por otra parte, como solo se jugaron dos partidos, resulta oportuno analizar el grado de dificultad de los rivales que enfrentó Newell’s. Por un lado, Vélez fue semifinalista de la Sudamericana y tiene un plantel amplio. Mientras que Boca es el actual bicampeón del fútbol argentino y posee el plantel más rico y poderoso del país. No da igual enfrentar a dos equipos fuertes que a oponentes con pretensiones menores. Especialmente este fundamento tiene sustento porque el Rojinegro, a fines del año pasado y con Kudelka como entrenador, supo ganar muchos de los cotejos en los que partía como favorito. Al final, las cuentan darán o no dependiendo de lo que suceda ante todos los equipos que integran la Zona B y generalmente no es aconsejable sacar conclusiones apresuradas. Hay que evaluar el contexto, los objetivos, los rivales, el material y contemplar si se visualizan señales para modificar el rumbo.
Este escenario es atípico porque fue el propio entrenador quien condicionó su continuidad a lo que suceda en Córdoba. Por lo tanto, es lógico considerar que una mala tarde ante Talleres puede determinar la salida de quien dirige a la Lepra desde hace casi dos años. Casi tan cierto como que un resultado favorable quizás sea el despegue y punto de partida para trazar un nuevo camino. Porque ya habrán pasado algunos de los rivales más complejos y durante los próximos días varios soldados se sumarán a la causa. Inexorablemente, aunque se trate de su hora más crítica y se hayan encendido las alarmas, Kudelka todavía está a tiempo de todo. Y como siempre sucede, la verdad se reflejará en el verde césped y definirán los jugadores. Porque no hay que perder de vista que, con o sin Frank, ellos seguirán marcando el pulso futbolístico de Newell’s.
Licenciado en Comunicación Social. Master en Periodismo Deportivo.
Periodista en De Leprosos y Canallas. Redactor en Planeta Newell’s