Solo 90 minutos transformaron a la expectativa en desilusión. Se espera mucho más de un Rojinegro, que hasta podía pintar para soñar, y que terminó siendo un compendio de sinsabores. Fue tan lejos de los esperado el nivel, que no hubo lugar a excusas: tanto Kudelka, como Scocco, coincidieron en que a pesar de que Herrera había omitido cobrar un claro penal para Newell’s, no era tema de charla. El punto pasaba por la reflexión y ver cómo podía mejorar el equipo para lo que viene. Fue 3 a 1 abajo y poco para rescatar.
- Newell’s no pudo tener una tenencia eficiente de pelota. Estuvo claro que el plan de juego fue jugar como caracterizaba hasta ahora al conjunto del Parque, a partir del dominio sobre el rival. Pero eso no fue posible, la hegemonía no la sostuvo: para Kudelka se debió a la imprecisión; para quien escribe a una marcada deficiencia física, tanto en la intensidad como en la falta de ritmo futbolístico a la hora de conectarse con la pelota.
- El tren ofensivo quebrado. Los primeros 20 minutos de partido fueron los que la Lepra jugó mejor y hasta pudo pasar adelante. Posteriormente, le costó. La pelota no le llegaba a los atacantes, la perdían muy rápido por impericia propia y en general, el retroceso no existió.
- El árbitro no sancionó un claro penal a favor de Newell’s. Cuando el marcador estaba en cero a Darío Herrera se le escapó una evidente falta en el área a Nacho Scocco. De haberlo cobrado, pudo haber cambiado drásticamente el escenario. Sin embargo, la actuación del equipo, tapó parcialmente el incidente.
- Finalmente, Fontanini pudo pasar la prueba. En una noche difícil, en la que incluso se fue expulsado, es válido decir que el zaguero se ganó la confianza y pudo sacar el partido adelante.
- Lo bueno: Nacho volvió a su casa y marcó un gol. Tuvo participación en tres situaciones de peligro y a una de ellas, pudo convertirla en gol. Será un desafío para Kudelka insertarlo más en el juego.
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