Este domingo se jugó una nueva edición del superclásico rosarino. El Estadio Marcelo Alberto Bielsa fue escenario de un encuentro en que ninguno de los dos equipos quiso arriesgar para ganar el duelo, aunque fue Aguerre el que, una vez más, hizo que la Lepra no cayera derrotado.
La previa del encuentro estuvo manchada por algunas irregularidades dentro del vestuario que debía ocupar el equipo visitante. En principio se especuló con que el encuentro se corriera unos minutos del horario previsto, pero finalmente terminó comenzando a término.
En un marco de un calor abrasador, leprosos y canallas saltaron al campo de juego para disputar el encuentro más pasional de la ciudad. Los primeros minutos fueron más peleados que jugados, y los equipos solo complicaron a través de las pelotas paradas.
El juego que pretendía hacer Bidoglio no daba sus frutos, teniendo en cuenta que los tres mosqueteros no estaban en sintonía con el encuentro. Tanto Figueroa, como Formica y Maxi no pudieron gravitar de la forma en que el entrenador necesitaba, y Newell’s no parecía tener ningún tipo de peso en ofensiva. Luis Leal debía alejarse mucho del arco rival para buscar la pelota, y luego la Lepra carecía de un atacante de área.
Defensivamente, tanto Cacciabue como Rivero se relevaban constantemente, y al igual que los centrales y el arquero, estaban teniendo un buen partido. Los problemas comenzaban cuando Rosario Central atacaba por los costados. Los dos laterales rojinegros tuvieron una tarde para el olvido, y se vieron desbordados cada vez que el rival los atacaba.
Para el segundo tiempo, el director técnico leproso mandó a la cancha a Cristian Insaurralde que tuvo su debút en el Coloso. Con Figueroa afuera, Newell’s ganó en explosión en velocidad, pero ni así pudo llevar peligro claro al arco rival.
Los dos centrales del equipo visitante absorbieron a Leal primero y luego a Alexis Rodríguez, y la Lepra parecía errar los caminos. La idea de juego es salir jugando por abajo, pero algunos jugadores, sobre todo los más jóvenes, deberán entender que en algunos momentos es mejor no arriesgar.
En un partido chato, en el que no pasaba nada y ambos equipos parecían conformes con el empate, comenzó a agigantarse la imagen de Alan Aguerre. Primero con una jugada por la izquierda en la que Bíttolo se vio, como toda la tarde, desbordado y terminó salvando el arquero leproso.
Luego, a través de una pelota para en contra, Germán Herrera encontró un rebote que quedó en el área y con un cabezazo venenoso hizo estirar al 1 rojinegro, que con la punta de los dedos mandó la pelota al córner luego de una gran estirada que valió el empate.
Minutos después, luego de una salvada en la línea por parte de Mariano Bíttolo, nuevamente Aguerre salvó al equipo. Rivero, que pecó por inexperiencia, perdió la pelota en salida y Rosario Central tuvo una contra letal. Pablo Becker abrió el pie y se la quiso colocar sobre un palo al arquero, pero la figura leprosa volvió a sacar la pelota y confirmó su gran pasar.
De esta manera, el clásico rosarino, que tanta expectativa generó, terminó nuevamente en la nada misma. Un partido donde ambos equipos tienen más temor a perder que enjúndia para ganar, y que se refleja en la cantidad de empates que tiene en el historial, siendo el que más veces terminó dividiendo puntos.
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