Con el desenlace del culebrón por la llegada de Mauro Formica, es inminente el retiro de Newell’s de la ventana de transferencias. Un mercado donde, si bien se logró el objetivo de conformar un plantel que se había desmembrado, volvieron a quedar expuesta las falencias por parte de la dirigencia, que no pareció tener un rumbo claro a la hora de sondear o elegir futbolistas. En este sentido, el departamento de fútbol empujó de alguna forma a acercar a las partes hacia la negociación, y con la buena voluntad de los representantes y jugadores fueron los factores determinantes a la hora de incorporar y diagramar así el plantel de cara a lo que se viene.
Con la levantada general del rendimiento del equipo durante los últimos meses y el Mundial de Rusia como cortina, la primera época del receso estuvo abocada en la renovación de contratos de futbolistas como Juan Ignacio Sills y Nelson Ibáñez y la aseguración de Víctor Figueroa y Luís Leal en el equipo. La de éste último pareció complicarse pero finalmente llegó a buen puerto y trajo consigo la venia del futbolista guineano Zé Turbo, quien sorprendentemente arribó de un día para el otro y se incorporó a las filas del plantel profesional.
Con sólo Leandro Grimi como primer y único refuerzo consensuado por todas las partes, la Lepra afrontó la Copa Santa Fe con una mixtura entre la reserva de Héctor Bidoglio y los jugadores más recurrentes de la Primera, todos bajo la batuta de Omar De Felippe. Al igual que en 2016 y 2017, no fue bueno lo demostrado por el rojinegro en este certamen. Sólo un solitario gol de Milton Treppo salvó la ropa ante la primera local de Central Córdoba en octavos de final, en lo que fue una escueta presentación del equipo. Finalmente fue Unión, en la siguiente instancia, que terminó de desnudar las falencias y dejar al descubierto la necesidad imperiosa de jerarquizar sí o sí el plantel para poder subsistir en la temporada venidera. Algo que obligó al entrenador rojinegro a redoblar su postura y recrudecer los pedidos por refuerzos.
A partir de allí comenzó la reacción por parte de las autoridades del club, y con la asistencia del representante Pedro Aldave arribaron a la entidad los paraguayos Teodoro Paredes, Iván Piris y Alfio Oviedo. Mariano Bíttolo y Alan Aguerre, dos ex-Vélez, arribaron para estimular la competencia interna y en las últimas horas se conocieron los arribos de la joven apuesta Lisandro Alzugaray y el “Gato”. Para ello, las ventas de Joaquín Varela y Jalil Elías a Godoy Cruz y Guillermo Ortíz a Colón fueron el soporte económico para afrontar dichas gestiones.
Sin embargo, cada negociación estuvo influenciada en mayor o menor medida por el cerrojo judicial que afronta la institución. La labor del juez Fabián Bellizia fue, cuanto menos, un condicionante que dilató algunas negociaciones y hasta estuvo cerca de truncar el regreso del talentoso volante ofensivo en el día de ayer. Sin embargo, sobre el final dio el visto bueno para la contratación del ex-Pumas de México. Bajo estos parámetros, volvió a dejar que desear el comportamiento de la dirigencia como movimiento político. Un manejo que tuvo poca visión de mercado y trabajo de scouting, sólo con Cristian D’Amico como voz autorizada a la hora de consultar, incluso con el anexo reciente de Sebastián Peratta como director deportivo, soporte sobre el cual se podrá evaluar los resultados más adelante. La incorporación del ex-arquero es un acierto a priori para equilibrar y coordinar los tantos entre la dirigencia, el departamento de fútbol y las demandas del plantel profesional.
Esta vez, el final fue feliz para el semblante de los hinchas y el propio caudal de credibilidad dirigencial. Aún así, es importante resaltar -con el diario del viernes- que lo que dictaminará el éxito en la Superliga y el resto de la temporada no es la cantidad de refuerzos que llegaron, sino que se trata del rendimiento y el acople de esos nombres a la idea que pretende Omar De Felippe. Lo que queda de manifiesto es que la improvisación y la falta de gestión propia, así como también se puede maquillar, se paga muy caro en el fútbol moderno.
Planeta Newells | A Dos Canchas