No fue todo color de rosa. Sino más bien una noche de caras largas en Newell’s después de un empate jugando de local que no dejó buenas sensaciones desde el juego. El equipo de Frank Kudelka no pudo mantener el envión logrado por el arranque perfecto jugando en el Marcelo Alberto Bielsa y el empate valioso en La Bombonera una semana atrás. Un austero pero compacto Banfield le complicó la vida y la Lepra no tuvo argumentos para torcer la historia. Los retoques que pensó el entrenador de cara a este cotejo no surtieron efecto y la histeria en el ambiente conspiró contra las buenas intenciones y la calma necesaria que se debe tener en estos escenarios. A continuación, el por qué de esta igualdad a través del análisis individual de cada uno de los futbolistas y el entrenador.
Alan Aguerre: Después de algunos partidos con actuaciones irregulares, volvió a demostrar por qué es un arquero de garantías. Con tres atajadas claves se convirtió en uno de los responsables del 0 a 0 sobretodo en el complemento, cuando desvió dos remates a quemarropa por parte del elenco banfileño. Se lo notó con mucho más seguridad que en encuentros anteriores y esa fiabilidad se plasmó en el resultado.
Ángelo Gabrielli: El uruguayo tuvo una jornada difícil. En el primer tiempo fue uno de los puntos más altos, puesto que el planteo visitante invitaba a los laterales a tener mucha actividad. Cuando pudo asociarse y romper por dentro, se vio lo mejor de Newell’s. Sin embargo, el enroque defensivo propuesto por Julio César Falcioni y la poca inventiva leprosa lo fueron llevando a un escenario donde tuvo pocas opciones para jugar, y mucha oferta para lanzar centros al área, que estuvo dominada por los centrales y el doble cinco Taladro. En el segundo tiempo sufrió los retrocesos, un escenario repetido.
Cristian Lema: El punto más alto del partido después de Aguerre. El Sicario se anotó otro partido donde fue importante para un Newell’s apagado. Firme en los cruces, preciso en los pases y anticipándose a la mayoría de las jugadas. Las mejores producciones ofensivas de Newell’s se originaron a través suyo, cuando se animó a conducir y romper líneas desde el fondo.
Santiago Gentiletti: Si bien aportó seguridad y buena circulación desde el fondo, quedó mal predispuesto en algunas situaciones puntuales de campo abierto, donde no la pasó bien ante la velocidad de Agustín Urzi, Julián Carranza o Luciano Gómez en el complemento. Al igual que su compañero de zaga, es importante cada vez que se anima a conducir y a cambiar de frente. Los centrales aportaron alternativas desde el fondo que no prosperaron una vez llegada la pelota a tres cuartos.
Mariano Bíttolo: Yendo de menor a mayor, tuvo uno de sus mejores partidos desde su llegada a Newell’s. Después de un primer tiempo con titubeos -y un error que casi cuesta muy caro-, tuvo personalidad y fue una de las armas más peligrosas en el complemento. Al igual que Gabrielli, dispuso de mucho carril para treparse pese a no contar con apoyos interiores pero se la rebuscó para estirar la banda derecha visitante. Fue uno de los pocos jugadores que detectó sobre la marcha qué demandaba el partido. 4 intercepciones, 84% de pases precisos y 3 pases clave, algunos datos para contextualizar.
Lucas Villarruel: Comprender su partido es la clave para entender el por qué la labor leprosa fue floja en general. El ex-Huracán abusó del pase de seguridad pero fue incapaz de generar ventajas con pases en diagonal o entre líneas. En situaciones de salida y construcción, se posicionó casi a la misma altura de Julián Fernández o muy cerca de los marcadores rivales, lo que ralentizó los avances y le permitió a Banfield defender con cancha de frente. Además, no aportó rompimientos hacia la línea de atacantes, un movimiento que Jerónimo Cacciabue realiza y que permite a los volantes rivales abandonar sus zonas de cobertura. Quedará en Kudelka repensar si lo mejor de Villarruel puede verse como volante posicional, o si su presencia junto a Fernández neutraliza a ambos.
Julián Fernández: La dinámica del partido y una amarilla tempranera no le permitieron brillar y destacarse, pero su partido volvió a ser muy regular. Pese a la inclusión de Villarruel, volvió a ser quien tomó el eje y cuando no dispuso del balón se apegó a su gen batallador. Con la pelota en sus pies, nuevamente fue parejo a la hora de la salida aunque en fase ofensiva pecó de ansiedad, como casi todo el equipo. Ganó 16 de 26 duelos individuales y ya es uno de los mejores jugadores del campeonato en esa faceta.
Denis Rodríguez: En el contexto de una mitad de cancha sin aceleración y ante un rival replegado, toda la responsabilidad de desequilibrar recayó en él. Y cuando aparecieron las imprecisiones, también recayeron el murmullo y la ansiedad. Aún así, tuvo unos muy buenos primeros 30 minutos activando la presión y con descargas rápidas hacia los costados. Sin embargo, cuando tuvo que elegir con cancha de frente y opciones por delante, lo hizo mal o a destiempo y eso restó en la confianza colectiva. Tendrá que trabajar para repetir más actuaciones como la de Aldosivi y el Clásico.
Lucas Albertengo: La falta de coordinación y la poca dinámica del equipo se plasmó en su actuación. En la previa se intuía que la inclusión de Salinas podría aclararle el panorama a un jugador que había sufrido en los últimos partidos. Sin embargo, el rendimiento fue aún menor. Muchas veces dudó en sumarse a la primera línea de presión o cerrar con el lateral, y en situaciones de ataque le costó sorprender con sus movimientos para generar espacios para los llegadores. Para colmo, en las pocas pelotas que recibió en su hábitat la jugada se diluyó por imprecisiones o resbalones. Será fundamental romper esta espiral descendente en su rendimiento para que el sistema recobre solidez.
Rodrigo Salinas: Había expectativa por saber si en su debut como titular iba a poder confirmar los pequeños aportes que realizó con sus ingresos ante Aldosivi y Boca. Sin embargo, el Taladro copó la parada en el área y el cerrojo visitante lo aborbió fácilmente. En su repertorio sólo quedaron algunas descargas interesantes de espaldas, pero que fueron ejecutadas lejos del área y a favor de los marcadores rivales. A fin de cuentas, lo que el partido pidió no tuvo nada que ver con las herramientas que su juego podía aportar.
Maxi Rodríguez: Fue uno de los puntos más bajos del equipo y sus escasos aportes ya son motivo de encender alarmas. No sólo es el jugador más vigilado por las estructuras rivales, sino también que en actuaciones tan discretas como éstas su contribución siempre se espera que sea en favor del colectivo. Y en este caso no fue así, porque mezcló malas decisiones con movimientos a contramano de las jugadas. Durante este periplo del ciclo Kudelka, lo mejor de Maxi se vio como lanzador por detrás del centrodelantero y no recostado sobre una banda. Factor a tener en cuenta de cara a lo que viene.
Cristian Insaurralde: Alternó buenas y malas en un ingreso que tuvo como objetivo estirar la defensa, aprovechar el tándem por izquierda junto a Bíttolo y acumular referencias ofensivas ante una última línea visitante que siempre se la notó cómoda. No obstante, Falcioni corrigió con el ingreso de Rodrigo Arciero y su influencia se vio cercenada.
Alexis Rodríguez: Sólo aportó algunas trepadas por el sector derecho. No pesó en ataque y su ingresó no generó ventajas.
Aníbal Moreno: Su entrada se hacía una fija en el complemento, pero ingresó a falta de diez minutos y apenas tomó contacto con el balón. No gravitó.
Frank Kudelka [DT]: Así como su dirección técnica viene generando cambios muy positivos desde lo futbolístico, los procesos también atraviesan naturalmente etapas de revisión. Y esta etapa del campeonato pareciera ser una de ellas. El receso llega en el momento justo, luego de una actuación donde Newell’s no jugó bien y cedió sus primeros dos puntos en el Coloso. Kudelka tendrá dos semanas para profundizar la idea, que los jugadores ganen en paciencia y agregarle al equipo las variantes que el día viernes, por primera vez no se vieron. Repensar la función de Lucas Villarruel, generar los contextos necesarios para que Maxi Rodríguez sea determinante, y corregir las lagunas que el sistema presenta y no permite que Denis Rodríguez, Lucas Albertengo o Ángelo Gabrielli puedan desenvolverse a favor del modelo de juego. Es fundamental que los objetivos no se trastoquen y que la histeria que genera la situación adversa en los promedios no se traslade al campo de juego. Para ello, los pies deben estar sobre la tierra y las prioridades estar claras. El camino, después de ocho duras fechas, es el correcto para Newell’s.
Planeta Newells | A Dos Canchas